¿Y ahora, qué?

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Diciembre, 2018

-Guau, perdona, que es que... -balbuceaba. -No sé, yo no sé nada, solo que estás increíble, no sé si quieres que te lo diga, pero, en fin, estoy un poco excitada con esta imagen -soltó a bocajarro.

No solía ponerse nerviosa con facilidad, pero tenía que reconocer que ver a la gallega tan entregada la excitaba como nunca. Estaba preciosa, y muy pero que muy sexy, tanto que ya podía sentir una humedad creciente entre sus piernas.

-Ven aquí -la llamó con la mano. -Túmbate -dijo levantándose ella del colchón mientras Mimi ocupaba su puesto anterior.

-Illa, ¿qué sorpresa es esta?

-Una que te va a gustar, espero -dijo subiéndose a la cama para posicionarse sobre las caderas de la mayor. -Tú solo disfruta -le guiñó como tantas veces había hecho la granadina con ella.

-Miri, no hace falta que...

-Shhh -la calló colocando sus dedos sobre la boca de la mayor. -Calla, anda, que yo quiero -le dijo besándola con suavidad. -Espera.

Se levantó rápida para encender la luz de la mesita de noche y apagar la general, mientras colocaba un pañuelo sobre la lamparita para dar mayor intimidad. Podía parecer algo absurdo, pero quería que fuera algo distinto a las otras veces, de alguna manera, se estaba entregando a la granadina.

-Ay, qué romántico, me estoy poniendo malísima.

-Pues yo quiero que te pongas muy buena -le dijo tímida volviendo a colocarse a horcajadas sobre ella. -Estoy nerviosa -le susurró al oído tras dejarle un beso en la mejilla. -¿Me ayudas?

-Claro que sí, reina. ¿Estás segura? No te sientas obligá, de verdad que yo siempre estoy gen...

-Dije que te calles, calla -le ordenó con una risita besándola despacio. -Quiero hacerlo yo, despacito, ¿vale? -dijo empezando a acariciar la tela del body sin alejarse de la boca de la granadina.

Estaba temblando de los nervios, las manos le sudaban, tanto que no era capaz de desabrochar la prenda que cubría a la ojiverde.

-Mimi, no puedo.

-No pasa na, paramos.

-No, que no puedo quitarte esto, ayuda.

-Ah, sí, no veas la que lie yo ayer pa quitármelo. Es precioso, la verdad -decía la otra nerviosa mientras se desabrochaba el body.

-Te queda increíble porque tú eres guapísima. Quieta, -le dijo cuando la vio con intenciones de quitárselo -no me quites el trabajo.

Con toda la delicadeza que pudo y sin despegar sus labios de la mayor, le deshizo los lazos para abrir la prenda y sacársela, lanzándola fuera de la cama.

No era la primera vez que la veía desnuda, pero sí fue distinta. Se detuvo a admirarla, perdida en su cuerpo llevó su boca directa al pezón derecho de la mayor desatando pequeños gemidos y jadeos en la granadina.

-¿Te gusta? -dijo sin dejar de besar los pechos de la mayor.

-Me encanta, mi amor, hmmm.

Fue descendiendo, sin prisas, con muchos nervios, con muchas ganas. A base de lengüetazos y mordiditas bajó por su abdomen y llegó a los botoncitos; se acomodó sobre su brazo izquierdo de manera que quedaba a la altura adecuada para besar el cuello y los labios de la granadina. Primero uno y luego otro, rodeó los botoncitos de tinta con las yemas de los dedos, y dejando un beso en el espacio entre los dos, llevó su mano derecha en dirección al sexo de la granadina.

KILLA / Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora