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Era solo un castigo, nada del otro mundo, un par de visitas a los lugares donde iba su madre, unas sonrisitas y volvía a su mundo... Era solo recibir las beneficencias no era nada nuevo... dos mundos distintos, ella atea y ella monja.




¿Creerá en Dios al ver esos ojos cafés? ¿Dejará la vestidura al enamorarse de esa sonrisa bonita? Sólo bastó una mirada y una sonrisa, sólo bastó verse un par de veces, creer en el primer amor no estaba en ellas, sin embargo algo se accionó cuando sus miradas chocaron y una sonrío formando los hoyuelos, mientras la otra sonreía idiotizada.

¡Bendito Dios por encontrarlas!

¡Perdónalas señor por su amor!

¡Gracias vida por enredar sus destinos!

Ella, mi salvación... Yo, su perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora