15.

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Y llegó el gran día, no, no hablo de la finalización de mi castigo, para mi desgracia sigo castigada. Hablo de “la boda del año" como la llaman todos los medios, que por cierto por órdenes de Mónica no va a ver ni un fotógrafo de algún medio, todo va a ser a puerta cerrada, no entiendo, ella es súper fanática del show al igual que Blanca, pero ella sabrá.

Rub: ¿Lista? – mi pelirroja se quedó con nosotras en el gran hotel para que el mejor maquillista la arreglará, ella sabe que no lo necesita pero pelirroja que no es pretenciosa no es pelirroja natural -
Ro: sí Rubí, estoy lista – me veo al espejo, llevo un vestido color crema ceñido al cuerpo, con detalles preciosos, largo, con mangas, y algo de escote, para muchos es sencillo, pero a mí me fascina -
Rub: estás preciosa - me rio -
Ro: no más que tú pelirroja – ella sonríe orgullosa - voy por Mónica para ver si esta lista – asintió y me despedí con un beso en la mejilla -

Soy la madrina, ya que Mónica por cosas de la vida no tuvo corazón para pedírselo a Sandra, no entiendo es su mejor amiga, Rubí me mataría si me caso y no la hago la madrina, bueno en fin, ellas sabrán, por lo que sé Sandra agarra un vuelo más tarde, y estará como una invitada más ya que Rubí, la mejor amiga de Marcos y otra amiga de Mónica serán las damas de honor, ¿dije que no entiendo por qué Sandra no? Bueno no lo entiendo. Camino segura hasta donde está Mónica, y como tengo una tarjeta de su cuarto entro sin tocar y ella está frente al espejo embelesada viéndose, mientras ¿está llorando? Me apoyo en la puerta y me cruzo de brazos.

Ro: quién te ve cree que lloras por tu boda, pero como te conozco sé que ese llanto lleva otro reclamo – negó con la cabeza - ¿Qué pasa hermanita? – me acerco hasta tocar su espalda y ella se voltea para abrazarme -
Mon: no… no sé si quiera casarme Rocío - rompo el abrazo y la miro -
Ro: hey mi moni – agarro sus mejillas y borro algunas lágrimas - no lo hagas Mónica, tú no tienes porque obligarte a estar con alguien, eres hermosa y afuera seguro hay alguien que te espera para ser felices – ella se queda mirando a la nada -
Mon: ¿y si ya no me quiere? - susurra -
Ro: hey pelinegra ¿te has visto? Por favor tú eres de infarto, Mónica Fuentes Davis tú eres todo lo que una persona busca, tienes que buscar la persona que tiene todo lo que necesitas ¿ese es Marcos? – ella negó repetidas veces - entonces voy por las llaves del carro porque tú te vas a ir – fue allí que volteó a verme con ojos aterrados -
Mon: ¿Qué dirá mi padre?
Ro: que seas feliz, él tampoco quiere que la niña de sus ojos se case, hermana no te hagas daño, por favor – ella asintió - voy por las llaves – sonreímos -

Salí de aquella habitación y con rapidez fui a la mía, ya Rubí no estaba en ella, agarré las llaves del carro, lo olvidaba, ya podía manejar, pero Juancho seguía siendo mi chófer. Me regresé hasta el cuarto de Mónica y se las di, le di un beso en la frente y la abracé le pedí que fuera muy feliz y sonreía de nuevo, luego de decirle que yo hablaría con Marcos ella se relajó, se cambio y fue hasta el carro, yo respiré hondo y salí de aquella habitación para ir a la iglesia a dar la cara. Cuando llegué a aquel lugar, la vi, era una de las monjas que por así decirlo oficializaría la boda junto a un cura de unos 40 años quizá, me idiotice cuando sus ojos se conectaron con los míos y su sonrisa formaron aquellos hoyuelos que lleva tanto tiempo en mi memoria, la mano de Rubí me saco de aquel trance, vi a Sandra cabizbaja y en el oído le pedí que fuera por Mónica, se asombró pero se levantó me dio un abrazo y salió de aquel lugar corriendo.

Ro: Marcos - le digo al estar frente a ese chico que sonreía con sus amigos y él voltea - yo – me quedó callada ordenando mis palabras - que Mónica se fue – él se quedó mudo - lo siento, pero mi hermana no se va a casar
Mar: ¿qué? – preguntó más en un susurro -
Ro: de verdad lo siento, porque yo le di mis llaves para que se fuera de aquí – Marcos se puso rojo de la rabia -
Mar: ¿CÓMO QUE LE DISTE LAS LLAVES? ¿QUÉ TE PASA? - me gritaba -
Ro: ella no se quería casar Marcos, así que lo siento – me di la vuelta y salí de allí pero antes me detuve en la entrada, volteé a ver a Julieth y ella me estaba mirando intensamente -

Los gritos de Marcos se escuchaban hasta fuera de la iglesia, no le presté mucha atención siempre me importará la felicidad de los míos y la de mi hermana mucho más, que me perdoné Marcos pero siempre querré lo mejor para ella. Me subí en el carro con Juancho, esperé a que salieran Rubí y Tom y salimos de aquel lugar. Todos estaban impactados y yo estaba tranquila, mi hermana por fin sentó cabeza, ahora sí iba por su felicidad.

Rub: ¡Hey! – me grita y yo salto del susto - ¿Qué sucede?
Ro: pensaba – se ríe - estoy tranquila por Mónica
Rub: yo también Rocío.

Cuando dejamos a Rubí y Tom, Juancho me llevó hasta la casa y en ese transcurso no podía dejar de pensar en esos ojos cafés que me provocan insomnio, Julieth Ponce quisiera verte sin sentir una revolución dentro de mí, suspiré profundo, al llegar veo a Mónica y Sandra en casa, sonreí y corrí hasta Mónica para abrazarla fuerte.

Ella, mi salvación... Yo, su perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora