30.

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Allan: ¿Entonces aceptas el caso? – asentí con nervios –
Ro: Acepto sr. Allan, quiero el caso en contra de Samuel O’valley – Allan sonríe orgulloso y yo tengo muchos nervios –

Después de aquella pequeña reunión, bajé hasta el coche donde estaba el sr. Juancho esperándome, quien me abrió la puerta del copiloto sonriente, hablamos del día, unas trivialidades y un par de cosas familiares hasta que llegamos a la mansión de Natasha de O’valley, quien me recibió con una sonrisa de lado y muchos moretones, me hervía la sangre y por esa razón y muchas más me fui por la abogacía, debía graduarme y defender a muchas personas como Natasha quien por error se casó con un imbécil como Samuel.

Hablamos alrededor de tres horas donde me contó toda la historia de Samuel y ella, me di cuenta que con ella fue que O’Valley engañó a Julieth, agradezco al universo que haya sido así porque la prefiero como monja, que llena de golpes como Natasha, al final de la conversación quedamos en hacer todo por ganar el juicio y sus bienes regresen a ella y a su familia como debió ser siempre, me acompañó hasta la puerta de la mansión y nos despedimos. Estaba agotada, hablé con el señor Juancho de quien era Natasha y se asombró, incluso le agradeció a Dios porque no era su hija la víctima de ese tipejo.

Al llegar a la mansión todo estaba en silencio hasta que llegué a la sala principal y estaban Sandra junto con Mónica, eso quería decir que regresaron más yo debía hablar seriamente con Sandra y no sobre que le haya dicho a mi hermana sino sobre mi hermana.

Ro: McCartney necesito hablar contigo – miró a Mónica quien se levanta de golpe – a solas, vamos a la biblioteca – Sandra asintió y le dejó un beso en la frente a Mónica –
San: Sé que le dije a tu hermana lo de la monja, pero es que se me salió – me quité el abrigo y lo puse en el pechero de mi padre –
Ro: Eso no me importa Sandra, algún día Mónica se iba a enterar – me cruzo de brazos viendo hacia el ventanal – quiero que hablemos de Mónica, ya es hora – volteo a verla y ella asintió –
San: ¿Qué debemos hablar?
Ro: Te prohíbo que le hagas daño a Mónica, tú puedes ser mi amiga y casi hermana, incluso la mejor amiga de ella, pero no te acepto que ahora que son novias oficiales le hagas daño, y la hagas llorar Sandra McCartney – respiro hondo y me quedo en silencio –
San: Tienes razón, pero sabes que en una relación siempre va a haber su lado bueno y malo
Ro: No engaños, porque si hay engaños no hay amor Sandra – me cruzo de brazos –
San: Han sido malos entendidos Rocío te lo juro, yo jamás podría hacerle ese daño a Mónica y como alguien que la ama demasiado te juro que yo Sandra McCartney no le haré ese tipo de daño a Mónica y ningún otro, la cuidaré con mi vida así toque darla por ella – sonreí satisfecha –
Ro: Te creo sandy – me fulminó con la mirada y me reí –
San: Rocío otra cosa – alcé la mirada – ¿segura irás en contra de los O’valley? – me quedé pensativa –
Ro: Muy segura Sandra – suspiró pesadamente –
San: Ten mucho cuidado, esa familia es peligrosa Rocío – asentí y suspiré –
Ro: No le digas nada a Mónica o le dará un ataque, sé que ella le tiene pánico a esa familia
San: Esa familia tiene muchos secretos que incluye a tu padre Rocío – volteé hacía el ventanal y me apoyé del escritorio –
Ro: No me preocupa Sandra, si mi padre tiene cosas malas que esconder, yo lo sacaré a flote por más que sea mi padre – volteé a verla y vi una Sandra preocupada – voy a mi cuarto, no dejes sola a Mónica, sé que este caso es peligroso y no la quiero en peligro ¿vale? – asintió y le dejé un beso en la mejilla para irme a mi cuarto –

Le escribí a Julieth avisándole que debía decirle algo serio y me pidió ir a las 11:30 de la noche al orfanato, me fui a duchar y no salí de la tina hasta sentir mis músculos relajados, me falta menos de un año para graduarme y ya tengo el caso quizás más importante de mis primeros cinco años de lo que será una larga carrera, más mi miedo erradica en que se trata de los O’Valley personas con muchísimas influencias, una de ellas es mi ex y sé que el abogado de Samuel usará todas las armas posibles, más en mi contra que de la mismísima Natasha, quién es realmente la única víctima de ese ser.



A las 11:15 de la noche me fui hasta el orfanato y me senté junto con Julieth en la orilla de al frente de aquel orfanato, para hablar un rato y sobre todo contarle lo sucedido.

Ro: Tengo un caso sumamente importante, quizás uno de los más importantes en mis primeros cinco años – agarraba piedras y las lanzaba al frente –
Jul: ¿De qué trata? – volteó a verme –
Ro: Natasha Matthews denuncia a Samuel O’valley por violencia doméstica – volteé a verla y abrió los ojos como platos –
Jul: Samuel… - se quedó pensativa – que desgraciado – murmuró con molestias –
Ro: - agarro sus mejillas y suspiré, luego le dejé un beso en la frente y la abracé – agradezco tanto que no seas tú la víctima de ese infeliz – ahora ella suspiraba –
Jul: Dios sabe lo que hace – susurro y sonreí –
Ro: Empiezo a creerlo – se separó y me miro sorprendida, yo me eché a reír – ¿qué? Por algo pasan las cosas ¿no? – asintió desconfiada – y por algo tampoco pasan las cosas – le guiñe un ojo y le di un casto beso –

Seguimos hablando del caso, me pidió mil veces que me cuidará, que le da miedo y le prometí cuidarme, pero también debo cuidarla a ella, ese imbécil sabe ahora donde esta y me da miedo que vaya en su contra para poder frenarme, que es lo más posible si llega a saber que es mi mayor debilidad. A eso de las 2:40 de la mañana me fui a la mansión, no sin antes robarle un beso, lo necesitábamos ambas. Llegué a la mansión como adolescente enamorada y escuché una pelea, era mi padre más no sé con quien hablaba.

Fra: Ni se te ocurra meterte con mi hija o te irá muy mal – dijo firme –

Fra: No me interesa, dile a Samuel que se comporte como un hombre y no tendrá tantos problemas – intenté saber quien era pero no decía nombre –

Fra: Ya te dije, que a mis hijas no les pase nada malo o va a haber una guerra, por más magnate que tú seas yo sigo siendo más poderoso que tú Daniel O’valley, así que no te metas en eso – dijo frío y colgó –

Era Daniel el padre de Cinthya, puede aprovecharse de esto para hacerme daño por lo sucedido con Cinthya y claro me meto con su hermano menor quién es el consentido de los O’valley, subo a mi cuarto y me acuesto a pensar en esa conversación y todo lo que pueda pasar por culpa de los O’valley, este caso tan importante no pienso dejarlo, pero si debo tomar previsiones, cuando menos me di cuenta, me quedé dormida.

Ella, mi salvación... Yo, su perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora