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Juan: No puedo sólo aceptar que ella se eche a la suerte de Dios con ese infeliz, pero tampoco puedo hacer nada, ella cuando ama, ama con todas las fuerzas eso incluye tomar malas decisiones por ese amor - suspiró - preferí no saber más de ella hasta que entienda que debe alejarse de ese hombre que no ama ni quiere
Ro: Perdóneme señor Juancho - me mira sin entender - si yo no hubiese aparecido en la vida de Julieth todo fuera tan diferente - sonríe y niega -
Juan: Por usted la volví a ver, usted la volvió a revivir hija, no pida perdón por amar, por dejarse amar por ella, porque se amen - suspiré pesadamente -

Llegamos al bufete y me despedí del señor Juancho, para bajarme del coche y adentrarme al lugar donde rezaba poder encontrarme con Ana Lucía, después de atea, rezando ¿Qué te sucede Rocío Aimee? Negué y sonreí a las personas que me saludaban, pero que aún no conocía del todo.

Al: Permiso ¿puedo pasar? - sonreí levantándome de mi silla -
Ro: ¿Puedes creerme que eres la persona por la que me volví creyente? - me miró y luego explotó en una risa, tan igual a la de Julieth que me sentí en paz por un rato -
Al: Primero tú ¿Qué necesitas colega? - sonreí orgullosa al oír aquel apelativo por el cuál llevo años luchando -
Ro: Necesito ver a tu hermana Ana Lucía y sólo tu puedes ayudarme - fruncí los labios creando un puchero y Ana Lucía se puso nerviosa -
Al: ¿No la odiabas?
Ro: Ya sé toda la verdad, la escuché por ella y por mi hermana, necesito verla, pero sé que le temé al idiota de Samuel
Al: Te secuestró ¿tú no le temes? - negué - vaya que eres valiente - sonreí asintiendo - ¿Cuándo?
Ro: Hoy - abrió ligeramente la boca y los ojos para luego sentarse y removerse incómoda o quizás nerviosa - ¿puedes? Es sólo que la saques de la casa y la lleves al departamento de Sandra - movió la cabeza a un lado y sonrió derrotada -
Al: Venga esta bien, pero - me señaló con un dedo - si todo sale mal, protege con tu vida a mi hermana - sonreí y alcé una mano en modo de promesa - 3 de la tarde en casa de Sandra, ahora vengo porque necesito que me ayudes con un caso importante, pero - me miró preocupada - mejor míralo

Me pasó el caso tan importante y me quedé en shock al ver aquella demanda, Paulinette Sharply demanda a Franco Fuentes por la suma de 8 mil dólares por 8 años de no atender a su hijo Paulo Fuentes Sharply, creo que jamás sentí tanta decepción de mi padre, mi familia era una mentira, nos engañó por ocho años, tengo un medio hermano y me entero por una demanda, miro a Ana Lucía y no me sale ni una palabra, ando completamente muda. Vuelvo mi mirada a aquellos papeles que acaba de cambiar mi vida de manera radical, a lo lejos escucho la voz de Ana Lucía más mi mente está pegada a aquellos tres nombres que jamás podré olvidar, mi padre engañó a mi madre y tiene un hijo con otra mujer, levanté mi celular y llamé a la única persona que puede sacarme de dudas, Mónica Fuentes.

Un repique..

Dos repiques

Mon: ¿Rocío?
Ro: ¿Mi padre tiene otra familia? - hubo un largo silencio en la otra línea -
Mon: ¿Cómo te enteraste? - no me sorprendía que Mónica lo supiera - Blanca no sabe nada Rocío, no destruyas la familia - me quedé analizando aquellas palabras -
Ro: ¿Cuál familia Mónica Ysabel? - su silencio me lo dijo todo - exacto, ninguna, dile a tu padre que tiene una demanda próxima y yo Rocío Aimee Fuentes Davis me encargaré de esa demanda junto con Ana Lucía, aparte de mafioso, infiel, con razón jamás está en casa - colgué el celular y lo lance en mi escritorio, eché la cabeza hacía atrás y recordé que Ana Lucía esperaba una respuesta - acepto ayudarte en el caso Ana Lucía - sonrió preocupada -
Al: ¿Estás segura? - preguntó bajito -
Ro: Nunca estuve tan segura de algo, aparte de este caso y ver a tu hermana - me levanto y agarro mi abrigo y mi cartera, veo mi reloj de la muñeca - Nos vemos a las tres de la tarde en casa de Sandra - camino hasta la puerta y vuelvo a hablarle a Ana Lucía sin voltear a verla - Gracias por ayudarme y juro proteger a tu hermana con mi vida, debajo de la alfombra del departamento hay una llave.

Salgo de la oficina, necesito aire, era mucho por un año, un imbécil que me secuestra para quitarme a mi novia, una novia que daría su vida por mí y yo de idiota creí lo peor de ella, cierro los ojos y los abro al oír las puertas del ascensor abrirse, un padre mafioso y ahora con otra familia ¿Cuántas familias más tendrá? Franco Fuentes el hombre que siempre quise que se sintiera orgulloso de mí, ahora soy yo la decepcionada de él. Le pido a Juancho que me llevé al mirador y sin decir una palabra me subo a la parte trasera del coche, él empieza el camino hasta aquel lugar que me ayuda con mis pensamientos.

Unos veinte minutos más tarde llegamos sin ningún problema, me bajo y le pido a aquel hombre preocupado por mi estado que me esperase, lo cual asintió más no dijo ni una palabra, se lo agradecí millones de veces, caminé hasta el mirador dónde la recuerdo a ella, donde recuerdo cuando venía a mis 15 años, a mis 18 años y muchos años más, cuando más sola me sentía, esta no es la excepción, mi mente vuela entre tantos pensamientos y ninguno me agrada, que vida tan miserable la mía, ¿será que mi madre lo sabe? Vamos es madre, es mujer, siempre lo saben todo, alcé la mirada al cielo y suspiré fuertemente.

Una hora más tarde miré mi reloj y ya se hacían las tres de la tarde, volví al coche pidiéndole al señor Juancho que me llevase al departamento de Sandra, asintió y me llevó hasta allá, le escribí a ella y a mi hermana para que no fueran al departamento hasta más tarde, Sandra me respondió textualmente "nada de sexo salvaje y compra cervezas, cuídate. Con amor tu cuñada" me reí con su respuesta, en cambio Mónica estaba más preocupada en saber si estoy bien, decidí no responderle, porque ni sé como estoy.

Al rato llegué al departamento y el señor Juancho reconoció el nuevo coche de Ana Lucía, me miró sin entender y le guiñe un ojo, le pedí que me esperase y asintió intranquilo, me bajé del coche con la llave de Sandra en mano, caminé hasta entrar al edificio y llegué al ascensor, subí al ascensor y toque el botón del piso de Sandra, tenía muchísimos nervios, mi corazón late desenfrenado y mis pulsaciones se dispararon, sentía que en cualquier momento iba a desmayarme o iba a tener algún ataque cardíaco, las puertas del ascensor se abrieron y salí de allí para caminar hasta el departamento de Sandra, metí la copia de la llave que una vez Sandra me dio y lentamente abrí la puerta para encontrarme con una Julieth asombrada de ¿verme? Quizás y una Ana Lucía sonriente, le devolví el gesto y caminó hacía mí.

Ro: Tu padre esta allá afuera - asintió -
Al: Iré a verlo, ya sabes cuídala - asentí y esperé a que Ana Lucía saliera para cerrar la puerta -
Ro: Hola - miré a Julieth quién seguía en shock - ¿te quedarás así toda la vida? - con mis últimas palabras volvió en sí -
Jul: ¿Qué hacemos aquí? - dejé mi cartera y abrigo en el sofá y caminé hasta ella - ¿Qué... - agarré sus mejillas mientras un cosquilleo recorría todo mi cuerpo y la besé -

Necesitaba hacer esto, besarla, tenerla en mis brazos, saber que no fui una completa idiota, que no todo en mi vida está perdido y que si existe un Dios por ahí afuera que dice "confía en mí", no quería separarme pero tampoco pensaba cruzar esa línea, lentamente me separé de ella por falta de oxígeno quizás o quizás por miedo a no detenerme más adelante, quien sabe, la miré y sus labios se fruncieron creando una hermosa sonrisa y me idiotice como la primera vez que la vi en el orfanato cuando fui por un castigo de Blanca, suspiré y le dejo un beso en la mejilla, para agarrar su mano e ir a la cocina a tomar agua.

Ella, mi salvación... Yo, su perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora