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P.O.V JULIETH

15 años tengo en este lugar tan hermoso que es el orfanato Señor de Dios, cuando llegué al mismo tiempo llegó Sonya, Daniela, Victoria, Jordana y Kenya, dos años después llegó Catherine. A los años Victoria se volvió la madre superiora y nosotras seguíamos como madres, pero no nos quejamos la verdad es mucho mejor que ser la madre superiora.

Hace algunos años algo pasó en mi vida que hizo que tomara la decisión de venirme a servirle a Dios y a los huérfanos, nunca entenderé porque abandonan a los niños, es algo tan inhumano, pero no soy nadie para juzgar si nuestro señor no lo hace.

Todos estos años mi vida a estado en paz, a sido más tranquila, más calmada, después de aquel fatídico día, los días en este lugar sin duda han sido hermosos, aunque admito los primeros días para mi fueron un calvario, con la ayuda de las chicas que jamás supieron la verdadera razón de mi entrada aquí, ellas se convirtieron en mis amigas, incluso mis verdaderas hermanas, y mis confidentes aparte de nuestro señor. Extraño a mi familia claro que sí, a mis hermanos, mi madre y mi fiel amigo mi padre.

Hoy me avisaron que llegaría la señora Blanca de Fuentes a traer un gran donativo y muchos juguetes para los niños, juguetes que yo recibiría aparte para que ella no tenga que pasar por ese ajetreo.

Ken: no entiendo porque ella trae tantas cosas y lo repartimos nosotras.
Son: al menos no me la paso adentro hablando
Jor: dejen de quejarse y vamos más rápido que hace mucho sol

Me reí, y cuando volteé vi llegar una camioneta de lujo, color blanca, la camioneta de la señora Blanca, la vi bajar y luego una chica quizá de unos 19 años era hermosa de perfil, sonreí al verla, pero Kenya y sus quejas me devolvieron al lugar donde estaba.

Después de pasar todo el día entre sacar los juguetes, seleccionarlos para todos los niños y esperar con las madres a que bajará la revolución, ellas por fin decidieron ir a saludar, eran las 9 de la noche cuando ya por fin no tenía ninguna tarea que hacer y oí que la chica que llegó con la señora Blanca durmió a los niños, iba por los pasillos de la primera planta y bajé las escaleras cuando visualice al final del pasillo a mis hermanas.

Iba acercándome cuando noté la presencia de la señora Blanca, sonreí al ver a la chiquilla que venía con ella. Y fue cuando me la presentó como su hija, Rocío Fuentes, la menor de las Fuentes, no sé que me transmitía sus ojos azules que simplemente no podía dejar de verla y sonreír con tanta ternura, al despedirnos le dije que regresara ya que supe que durmió a los niños, porqué si es por eso ¿o no?, claro que sí.

Cuando se fueron las Fuentes, las chicas me invitaron a cenar, que tan difícil, fuimos todas al cafetín en el tercer piso y llegó la madre superiora para cenar entre todas, nos reímos, y la madre superiora nos avisó que venía la famosa fiesta de gala que es anualmente, el único momento donde nos quitamos el hábito por toda una noche y que todos los millonarios de la ciudad nos puedan ver sin ello. Todas estaban emocionadas, más yo sólo pensaba en aquella muchacha ojos azules, y más cuando Victoria dijo que este año iba la fiesta de gala a cargo de la familia Fuentes Davis, así que seguro ella estaría. 

Ya eran las 11 de las noches cuando cada una se fue a su recámara para ir a dormir, yo me eché una ducha y me puse una pijama que trataba de un short azul y un suéter gris que alguna vez mi madre me regaló, sonreí al usarlo, definitivamente la extraño, con ese pensamiento me acosté a dormir.

Ella, mi salvación... Yo, su perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora