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P.O.V Mónica

Mi vida parece la más perfecta de todas, pero bien dicen que todos guardamos un secreto oscuro, el mío nunca debería saberse, aunque admito que a veces soy tan obvia. Me presento; me llamo Mónica Fuentes, soy la hija mayor de Franco y Blanca Fuentes, no puedo tener quejas de ellos, desde mi nacimiento siempre me dieron amor, y bueno soy la mano derecha de mi padre en los negocios ¿Qué mejor que eso? Tengo 30 años y estoy comprometida con uno de los que en su momento fue el “Soltero más codiciado del estado" Marcos Smith, ¿lo amo? No, pero es el mejor partido si quiero seguir el legado de mi padre, y como el padre de Marcos Mr. George también es un poderoso magnate, lo necesito a mi lado, atrasamos la boda por el accidente de mi hermana, pero ya volvimos con los preparativos.

Mar: mi amor ¿blanco puro o azul turquesa? – ese era Marcos emocionado por la boda -
Mon: blanco puro – respondí con educación, más no con emoción - 
Mar: ¿estás emocionada? – me pregunta Marcos mientras me abraza por las caderas y sonrío mientras asiento - pronto serás la señora de Smith y yo él hombre más feliz del planeta – sonreí imaginándolo pero aún así la emoción no llegaba -
Mon: claro que sí mi vida – mis brazos se enredaron en su cuello y nos fundimos en un suave beso hasta que mi celular sonó y Marcos se quejó -

Llamada entrante
Mon: ¡Hola!
San: que formalismos ¿estabas ocupada? – sonreí de inmediato -
Mon: para ti jamás estaré ocupada ¿Qué sucede Sandra? – volteé hacía Marcos quién cambio sus gestos a serio -
San: sucede que te necesito aquí – me asusté de inmediato -
Mon: ¿Pasó algo?
San: - oí que se reía y me idiotizó esa hermosa melodía - no pasó nada malo, pero quiero verte, con eso que volviste a los preparativos de la boda ya no te veo casi y…
Mon: ¿y?
San: después de tu boda me voy a Uruguay – me quedé muda al oírla -
Mon: no puedes irte Sandra – susurré -
San: si puedo Mónica, tú te vas a casar y sabes lo que significa eso para mí  - suspiré pesadamente -
Mon: nos vemos en 25 minutos en tu casa – nos despedimos y colgamos -
Llamada finalizada

Sandra no puede pensar en irse, no después de tantos años juntas. Sandra McCartney, me acuerdo cuando la conocí, una niña rubia ojos oscuros tan oscuros que si me quedaba mirándolos fijamente me daban miedo, pero algo de ellos me encantaba y era el brillo que emanaban, Sandra y yo nos conocemos desde niñas, cuando estábamos en la escuela, nos defendíamos de todos y todas, para todo estábamos juntas, pero Blanca no le gustaba y me separó de ella en cuanto entré al colegio, sólo que Blanca no sabía que Sandra McCartney es tan terca como para cambiarse de colegio por estar a mi lado, cuando cumplimos 15 años nos escapamos a la playa, era la primera vez que me escapaba y casi nos descubren, pero Sandra se la ingenió y todo salió perfecto.

A los 18 años ya bebíamos así que cuando los cumplí decidimos hacer algo nuevo y fue un tatuaje, que sólo ella y yo supiéramos el significado, una noche de borrachera, o bueno para ser específica después de celebrar mis 18 años cuando ya no teníamos conciencia de nada fuimos a una tienda de tatuajes y nos tatuamos ambas, ella en la costilla y yo en la espalda, estábamos locas… ¡Estamos locas!.

A mis 20 años, después de tantas escapadas y tantos desaciertos, cuando cumplí los famosos 20 años fuimos a una casa que tienen mis padres a las afueras de la ciudad, es una cabaña preciosa dentro de un bosque hermoso y tiene un lago anonadador, allí tengo los mejores recuerdos junto a mis padres y mi hermana pero también junto a Sandra que nunca se ha alejado de mí, a pesar de mis idioteces, que son muchas cabe destacar.

A los 22 años cuando ya no tenía miedo, perdí mi virginidad, me abrazó tan fuerte que me sentí como si la pieza que me faltase era ella, me sentí cómoda, me sentí feliz, ella ha inundado todos mis recuerdos desde que la conozco.

A los 24 años, cuando me gradué ella fue la primera en gritar emocionada mi nombre jamás lo olvidaré entre Rocío, mi padre y ella todo el lugar se inundaba de aplausos y gritos mientras Blanca obviamente estaba matándolos con la mirada, sus palabras fueron “¿qué va a pensar la gente de ese griterío? Ustedes no tienen educación”  la verdad no nos importó cuando nos regañó al llegar a casa, esa noche nos fuimos a una discoteca y nos llevamos a Rocío por primera vez, esa noche Rocío nos cuidó a nosotras.

Suspiré pesadamente, al recordar tantas cosas y como olvidar cuando le dije que Marcos era mi novio, nada resultó ser como me imaginé ella sólo me dio un beso en la frente, agarró su cartera y se fue, esa noche me sentí horrible, y ahora me vuelvo a sentir horrible al saber que se va al lugar de sus abuelos maternos por mi culpa, porque es realmente mi culpa que ella deje su país, su ciudad, su vida, respiré hondo y cerré los ojos, mientras una lágrima corría por mi mejilla derecha.

Mon: tú no te vas a ir Sandra McCartney – susurré -
Mar: ¿Quién no se va amor? – volteé a ver a mi querido prometido y me quedé seria pensando que hacer - Mónica – chasqueo los dedos frente a mi rostro y decidí -
Mon: nadie, me voy Marcos, cualquier cosa llámame
Mar: pero… ¿para dónde te vas? – agarré mi cartera y volteé a verlo -
Mon: nos vemos luego Marcos

Y con unos gritos a mis espaldas que era nada más y nada menos que de mi prometido, salí de aquel lugar camino a mi carro, que bueno que es deportivo así llego más rápido si el tráfico de Chicago me deja, tenía que ir a su departamento, sé que mi boda es en una semana y no quiero que se vaya, que me deje por mis tantas idioteces.

Mon: no es justo Sandra – susurré - no es justo…

Ella, mi salvación... Yo, su perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora