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P.O.V JULIETH

Llegamos a una casa a las afueras de la ciudad, es preciosa y me provoca quedarme aquí toda la vida, volteo para ver a Sandra quien está hablando por celular y sigo sin entender qué sucede, la puerta de la entrada se abre y me quedé paralizada al ver a Rocío llegar con Rubí y Mónica ¿cómo no me lo pensé? Cómo sea estoy feliz y tengo miedo de esto.

San: Que bueno que llegaron, chicas dejemos a Rocío y Julieth a solas – todas asintieron y salieron de la casa –

Nos quedamos mirándonos lo que parecía para mí una eternidad y una sonrisa se formó en los labios de aquella castaña que me vuelve loca, sonreí y corrí a abrazarla, si iba a ser la última vez en verla quiero que sea inolvidable, suspiré pesadamente y susurré en su oído un añorado “te amo". Necesitaba decírselo y que jamás lo olvidase, nuestras miradas se buscaban y se encontraron, suspiró y me dejó un beso en la frente.

Ro: Te amo – acaricia mi mejilla y cerré los ojos – te voy a proteger con mi vida mi amor
Jul: Y yo a ti – susurré –
Ro: Toma – me abrió una cajita blanca – quiero que tengas este collar de promesa que estaremos juntas – sonreí melancólica mientras me ayudaba a ponérmelo –
Jul: Es una promesa – susurré –

Nos sentamos en el sofá y hablamos de todo lo que vivimos estos últimos meses, me sentí tan mal, ella lloró por todo lo que le conté y yo intenté que no siguiera llorando, nos besamos y nos acostamos en el sofá viendo al techo, sin pasar la línea, por alguna razón ninguna de las dos lo quería, al menos no esta noche, Sandra llegó avisando que era hora de irnos y le pedí con los ojos a Rocío que no quería irme, más me miró triste y me dio un casto beso, nos despedimos y me fui con Sandra camino a la mansión donde llegué sin mucho previsto, todo estaba en silencio y llegué  a mi habitación, me supuse que Samuel estaría con alguna mujer así que decidí irme a duchar y luego acostarme a dormir, dentro de horas iba a tener un largo día.


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Llegó el día, estoy frente al espejo de una suite con un vestido de princesa color blanco, para ser sincera es precioso, es largo y con decoración de perlas, un escote pronunciado, mi cabello esta envuelto en un peinado muy tierno, todo era de ensueño seguro que sí, pero para mí Julieth Elizabeth Ponce Grau, no estoy nada feliz, escucho que tocan la puerta de la habitación y grito un delicado “adelante" era Victoria quien está boquiabierta.

Jul: ¿No oficializaran la boda? – negó – ¿por qué?
Vic: No seremos quienes oficialicen una mentira como lo es esta boda, solo seremos invitadas – asentí lentamente –
Jul: Gracias por venir – llegó a mi altura y me volteé para darle un fuerte abrazo –


Estoy entrando a la iglesia del brazo de algún familiar de Samuel, mientras él ya estaba frente al padre sonriendo como si realmente estuviera feliz de casarse conmigo, suspiré derrotada, cerré los ojos y seguí el camino mientras escuchaba el sonido referente a las bodas, le pedí perdón a Dios hasta más no poder, acaricié el collar que me regaló Rocío anoche y llegué hasta el altar donde esta Samuel esperándome quien sonríe ampliamente, lo cual me provocó náuseas.

Padre: Estamos reunidos todos esta tarde en la casa de Dios para unir en sagrado matrimonio a la señorita Julieth y el señor Samuel O'valley ¿están seguros de este paso?
Sam: Seguro – dijo sonriendo –
Jul: - me quedé pensando y volteó a verme – estoy segura – susurré lo suficiente para ser escuchada –

La boda empezaba a oficializarse y mis nervios cada vez iban en aumento, no quería llegar a la pregunta que tanto le temo, alcé la mirada hacía el Jesús crucificado y le pedí tanto que me sacará de aquí mientras una lagrima corre por mi mejilla.

Padre: Si hay alguien que se oponga a este matrimonio que hable ahora o callé para siempre – la iglesia quedó en un largo y sepulcral silencio, tragué saliva y cerré los ojos fuertemente –
X: Yo me opongo padre – entró en un ¿caballo? Todos estaban boquiabiertos y Samuel no entendía que sucedía –
Padre: ¿Quién es usted? – ella me miró y luego miró al padre –
X: Rocío Fuentes, la mujer que ama a esa hermosa pelinegra que se esta casando obligada – Samuel se levantó y miró a Rocío con desafío –
Jul: Rocío – dije en un susurro –
Ro: Te dije que estaríamos juntas – me dio la mano y me ayudó a subir en el caballo marrón – perdóneme padre pero créame es lo mejor y tú Samuel – lo señaló – mejor aléjate, yo ya no soy la misma mocosa que secuestraste – toda la gente estaba asombrada –

Salimos de la iglesia y fue cuando entendí todo lo que estaba sucediendo, me entró el pánico pero estaba con ella, sonreí para abrazarla luego, está loca, me sacó de la iglesia en caballo, subí la mirada al cielo y le agradecí tanto a Dios, luego apoyé mi mentón en su hombro y le di un beso en la mejilla que la hizo sonreír para acordarme de las palabras de Mónica la noche anterior “es hora de que seas salvada monjita”.

Ella, mi salvación... Yo, su perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora