HOUSE OF CARDS | Draco Malfoy ✓

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TW Smut.

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CAPÍTULO NUEVE

Penny tragó saliva, sus ojos apenas parpadearon mientras la bebía por completo. Llenando sus pulmones con un humo oscuro que retumbaba en su pecho; no podía tener suficiente de ella. Y Penny exactamente lo mismo.

La fría mirada del famoso se enciende pero sin mostrar ninguna emoción.

—Todo el mundo fuera.—Draco levantó su voz severa, los ojos no se movieron ni un centímetro,—Debo hablar con Chambord a solas.

Mientras la sala se quedó en silencio, no se hizo una pregunta. Scorpius le dio un firme apretón en el hombro con una sonrisa tranquilizadora antes de irse junto a Pansy, Theo y Blaise.

Penelope respiraba más y más pesadamente, pero su pecho se negaba a expandirse. Una forma de nerviosismo que nunca había sentido antes, estaba preocupada por su próximo movimiento.

Cerrando los párpados, hizo una mueca cuando la puerta se cerró con un temblor. Es un chillido inquietantemente que le hace cosquillas en los tímpanos. Su mente se imaginaba.

Ahora estaban solos, completamente solos sin interrupciones. Eso significaba que podía pasar cualquier cosa. Ahora estaba en manos de su jefe. Jugando a lo largo de la fachada, abrió los ojos y le sonrió amablemente.

Lo único que podía esperar era misericordia. Pero este era Draco Malfoy en quien estaba pensando. El hombre que personificó más oscuro que cualquier señor malvado y pronunció palabras de veneno.

No había un percentil en su sangre que mostrara generosidad. No era necesario conocerlo bien para identificar eso.

Volvió a recostarse contra su silla, los marcos abrazando el puente de su nariz hacia abajo haciéndolo mirar desde arriba de los gruesos bordes.—Ven aquí.—Él dijo con voz áspera.

Después de unos segundos de vacilación, dejó que sus muñecas cayeran detrás de su espalda, agarrándolas con dificultad y cruzó el camino. Su rostro permaneció en blanco y ella se encontró repitiendo constantemente.

¿Atacar o defender? ¿Cuáles eran sus tácticas? ¿La escalera real o dos y siete fuera de juego? ¿El gambito danés o el ataque de Tompowsky?

La miró como un halcón. Cada paso uno frente al otro, sus zapatos golpeaban ligeramente el suelo frío.

Cuando ella se enfrentó a su perfil lateral, él hizo girar la silla hacia atrás. Hombros tensos como el hierro y labios fruncidos con fuerza de un rosa fucsia profundo. Las arrugas de su frente indicaban sus profundos pensamientos radicalizados. Estaba conspirando.

¿Pero trazar qué exactamente?

Girándose lentamente para mirarla, sus muslos se abrieron y los brazos se extendieron sobre los apoyabrazos. Su propia barbilla rodeada por su pulgar e índice y aún así, sus ojos vagaron solo por los de ella.

Remolinos de plata mezclando una mezcla de sus destellos de color marrón dorado.

Joder, se veía mágico.