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CAPÍTULO VEINTIOCHO
Draco observó con total horror la habitación que se había vaciado.
Una habitación que una vez resonó y se llenó de los gritos y gemidos de su bruja, ahora bajo juramento a un psicópata que había querido reclamarla como suya.
No había un caso o libro a la vista para aplastar, nada de lo que pudiera destruir la traería de vuelta. Y el ardor detrás de sus ojos lo hizo más doloroso cuando se negó a dejar que las lágrimas cayeran por sus mejillas.
Sus dedos se cepillaron contra las sábanas de seda con volantes. Todavía caliente desde donde la había follado. Podía oler su decadente perfume floral, castigándolo.
Ni una palabra dejó sus labios, pero su mente estaba escalonada. Lleno de tanto que quería decir, cuestionar y maldecir.
Las sacudidas que su ira liberó por la fuerza, lo temblaron cada vez más. Y su silencio preocupaba a sus amigos.
Nada más que silencio y los pequeños clics de zapatos le golpearon el suelo detrás de él.
Bastante misterioso, sus oídos gritaron mientras la hosquedad de la habitación le recordaba lo que acababa de perder.
—La encontraremos.—Theo se tranquilizó, apretando el hombro de su amigo.
Draco lo empujó, ninguna palabra de aliento lo dejaría concentrarse. Se sintió engañado. Interpretado por el diablo. Su diamante le arrancaba; empeñaba al hombre que más odiaba.
Era como si todo esto fuera un plan conjunto. Todo para derrotar y convertir a Draco en pedazos. Verlo destrozarse y quemarse.
Y ahora mismo, ciertamente estaba funcionando.
Porque todo lo que quería hacer ahora mismo era romper su propia casa, estallar de su corazón roto y destruir todo y a todos los involucrados.
No se podía decir ni hacer nada. Las pupilas de Draco se ampliaron, como si un demonio hubiera poseído su alma. La oscuridad pura fumaba su vista.
No estaba viendo rojo. Era solo negro. Todo menos color.
Aunque cuando termina la tormenta, llega el arcoíris, desaparece rápidamente, y sin embargo debemos enfrentar las nubes oscuras una vez más.
Ni una onza de sequía calmante lo aliviaría, nada. Draco no lo quería.
No le importaba el dinero ni la reputación que tal vez perdería. Eso no era una necesidad.
Solo la seguridad de su hijo y su novia. Eso es todo. Nada más, nada menos.
Y ahora mismo sintió nada menos que el barro debajo del zapato. Se sentía sucio. Jugado. No era como los juegos que él y su Nelly jugaron.
Estos juegos no fueron divertidos para él. No eran tediosos ni ingeniosos. Este fue un acto de guerra. Una acción de desafío y una declaración de destronización.
Si pudiera gruñir, lo haría. Como la pantera que era, pero ni siquiera un pequeño lloriqueo escapó de la garganta de Draco.
Theo podía sentir el terror puro construyendo sus venas, ni una sola vez había visto a Draco tan tranquilo antes. De todos modos, no por propósito.
Le asustó más, porque no sabía lo que estaba pasando en su mente. Ni siquiera ninguna emoción le arrugó la cara.
Su alma lo dejó por completo, el color drenado, la vida destrozada y la felicidad rechazada. Tirado de vuelta a su cara.
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HOUSE OF CARDS | Draco Malfoy ✓
Fanfiction𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐂𝐀𝐑𝐃𝐒 | ❝Dime que pare; Te reto❞ Sus ojos están en todas partes y la gente nunca se dio cuenta. Su presencia te hizo llorar y su tono era sobresaliente. Lo llaman 'El Patrón'. Como dijo el propio sabio, "Puedes cambiar lo que h...