HOUSE OF CARDS | Draco Malfoy ✓

twenty six

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CAPÍTULO VEINTISÉIS

Al principio, Penélope pensó que los días pasarían fácilmente. Más rápido de lo habitual.

Pero el temor conjurante de saber que Pucey de alguna manera había logrado acceder a la libertad la tenía preocupada a millones. Como balas punzantes descansaban en su intestino.

Ni siquiera podía empezar a describir lo que estaba pasando por su mente. Las palabras no se alinearían o no tenían sentido.

Asustada por su vida, estaba. Vivir al límite no era algo que esperara a finales de los diecinueve años.

O convertirse en la novia sagrada y la mascota de un famoso capo de la droga.

Todo la tenía confundida y asustada.

Draco, había estado más que furioso sin duda.

Sus nudillos estaban magullados por peleas continuas con el saco de boxeo. Imaginando que es la cara desastrosa de Adrian. Y solo dejaba que Penélope le curara los huesos magullados.

Pansy se había ofrecido, pero una pulgada más cerca de él y él podría haberle mordido la cabeza.

Solo se permitió a su novia súper secreta. Ella y nadie más.

—Draco, tienes que parar, esta es la tercera vez que hago esto hoy y son solo las once de la mañana.—Penny se quejó, frotando crema anestésica y dejando caer la esencia curativa para cerrar las heridas abiertas en su piel callosa.

—Eres tan jodidamente violento.

Agito mientras se frotaba el pulgar sobre las protuberancias heridas, Draco se negó a responder. Sus tonos se mantuvieron alejados de ella con su labio inferior ligeramente pucherado.

—Lo siento.—Murmuró. Viéndola hacer su magia. Todo fue culpa suya. Adrian y quien hirió a su hijo al mismo tiempo.

Definitivamente tampoco solo el hecho adicional de que encontró a Penny curándolo extraordinariamente sexy.

—¿A qué hora podemos salir para visitar Scorpius?—Levantando las cejas, flexionó la mano mientras los cortes aliviaban su sangrado. Las pruebas para ver si realmente lo había curado con éxito.

Por supuesto que lo hizo.

—Puedes visitarlo ahora si quieres, los horarios de visita acaban de comenzar.—Ella respondió, viendo a Draco asentir suavemente.

Hoy se vistió un poco informal. Después de decidir no romper más sacos de boxeo de sus bisagras, eso fueron tres veces, eran demasiados. Y no estaba exactamente sintiendo comenzar su primera relación con una novia amarga.

Aunque lucía su típico traje y corbata de obsidiana. Este fue más informal. Chaqueta blazer oscura, camisa blanca y esta vez abandonó la corbata.

En cambio, aflojó los primeros botones que revelaban la entrada de su pecho. Ciertamente manteniendo los ojos de Penélope ocupados.

Joyado según, los dedos se secan de sus anillos que él marcaría el comienzo una vez que ella hubiera terminado su vendaje y un reloj supremo se enrolló alrededor de su muñeca. Solo acentuando las venas abultadas de sus manos.

—¿No vas a venir?—Preguntó.

Penélope agitó la cabeza, frunciendo el ceño ligeramente, —No me siento muy bien, calambres menstruales, así que probablemente me quedaré en casa si te parece bien.

Ojos esperanzados, los platas de Draco brillaron mientras sus labios permanecían sellados. Adelgazando tanto que se habían vuelto invisibles a la vista.