HOUSE OF CARDS | Draco Malfoy ✓

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CAPÍTULO TRES

Penélope siguió su rutina matutina de la misma manera que lo hizo hace dos días cuando se estaba preparando para conocer a Malfoy.

La mañana había sido borrada de sus ojos mientras bebía su café tibio. No tan fuerte como ella misma quizás, lo haría por el momento.

Sí, Malfoy le pagó mucho. Pero ella ya tenía algunos meses de atraso en el pago del alquiler, por lo que había gastado tres cuartas partes de eso y algunos pagos de facturas que también había perdido.

Luego vinieron los costos de la comida y la ropa para entrevistas. A ella apenas le quedaba nada; al menos si conseguía este trabajo, la despertaría a salvo y segura.

¿Por qué la adultez es tan jodidamente difícil y molesta? ¿Por qué no puede todo ser gratis?

La gente dice que el dinero no compra la felicidad. Pero un techo sobre su cabeza y una barriga llena sin duda le traía felicidad a Penélope. Entonces, de alguna manera, esa declaración era una mentira para ella.

Un hombre que no había abandonado su mente ni un segundo: Draco Malfoy.

Los acontecimientos de la noche repitieron en su mente como una cinta de casete infinita. Había algo de tristeza por no volver a verlo, pero sabía que era un paso en la dirección correcta.

No podía sacarlo de su mente. No importa cuánto lo intentó. Incluso si la despedazó por completo a la mañana siguiente.

Hay que tomar el rechazo con una pizca de sal. Pero el rechazo de Draco se sintió más que romperse el corazón. Fue casi mortal.

No solo porque él era un personaje tan diferencial que ella alguna vez había experimentado. Pero porque era tan atractivo, tan adictivo. Había algo en él que era un imán para ella.

Era como la cocaína.

Para su entrevista, no estaba vestida de forma demasiado provocativa. Una simple blusa blanca, falda negra y zapatos de tacón negros sellarían el trato.

No quería venderse a sí misma con su apariencia y cuerpo, sino con su intelectualidad y habilidades interpersonales.

Con el cabello ligeramente rizado para mostrar algo de volumen y brillo, quería aparecer, no rica en perseverancia, pero cómoda porque, ¿qué compañía con licencia, especialmente un casino, reclutaría a alguien que no fuera rico?

Un lugar como ese gritaba riqueza y orgullo y, aunque el apellido de su familia tenía muchas riquezas, en realidad buscó a tientas debajo de la tierra en el piso destrozado que alquiló.

Apenas era habitable. Muros y ventanas manchadas de moho que no crujirían al abrirse sin trozos de madera que cayeran al suelo.

No había agua corriente caliente disponible, solo para la persona que llegaba primero por la mañana; Las discusiones regulares sobre apartamentos eran algo común.

Algunos se arrastraban hasta el final de la noche desde las primeras horas de la mañana. Y estos eran magos de todas las personas, uno pensaría que serían lo suficientemente inteligentes como para al menos lanzar un hechizo silenciador.

El mero desaliñado del lugar en general era lo suficientemente horrible. A Penélope le dio vergüenza.

En algunas ocasiones, sus amigos la acompañaban a un complejo de apartamentos en el que en realidad no vivía, simplemente porque no quería que vieran dónde había vivido realmente.