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⚠️Capítulo +21 leer bajo tu propia responsabilidad⚠️

CAPÍTULO VEINTITRÉS.

El ZAS de su palma:

Me tomé el té y nos acostamos, pero en cuanto estuvimos metimos en la cama ni Cae ni yo nos pudimos dormir, tampoco teníamos ganas de tocarnos, yo quería llorar y él me acariciaba el cabello sin decir nada.

Pasa una hora, seguimos despiertos en la oscuridad y sintiéndome muy aburrida me acerco a su oído.

-Voy por agua ¿Querés?- le ofresco y asiente rozando sus labios cerca de mi hombro. Me libro de sus brazos, me envuelvo en una de las batas que hay en el mueble de Meneredith y camino hasta la puerta.

-Esperame- Cae también sale de la cama y me sigue, juntos bajamos las escaleras y vamos a la cocina, nos servimos agua del grifo y compartimos el vaso.

Sus ojos no se apartan de los míos y una vez hidratados lavo el vaso y lo regreso a su lugar en la alacena, camino para ir hacia la escaleras, pero él no tiene planeado regresar a la cama y me lleva por la casa a la sala donde Meneredith está hablando por teléfono frente a la gigantesca TV apagada.

Nos detiene a un metro y me rodea la cintura por detrás.

-Adelante, puedes acostarte con él- me dice mi amor en un susurro y sacudo la cabeza.

-No ¿Qué estás diciendo?- le digo oponiéndome y él deja un beso en mi hombro.

Quizás no fui la única que entró en shock.

-Prefiero que lo hagas ahora y te quites las ganas de estar con él a que me engañes y disfrutes de la adrenalina a ser descubiertos- me dice y sacudo la cabeza.

-No, no te haré esto- repito mi negativa y él me abraza recargando su cabeza en mi hombro.

-Ve, yo lo disfruté- las palabras salen de su boca y me atraganto con la saliva, Cae me tiene que dar golpesitos en la espalda y Meneredith al escucharnos se gira y nos ve parados a unos metros detrás del sofá donde está sentado. -Sé que te mentí, pero tenía miedo de lo que dirías y ahora sé que ambos lo deseamos en algún momento. Ve, yo miraré y me aseguraré de que no te trate mal.

-¿Qué quieren?- pregunta Meneredith de forma cortante, Cae me da un empujoncito hacia adelante y se va de la sala, dejándome con Meneredith que con sus ojos intimidantes toma notas mentales de mis piernas, muslos y como me queda puesta la bata que le pertenece.
-¿Ya arreglaron el problema?- pregunta y no respondo, no tengo palabras.

-Estamos en eso- dice Caetano a mis espaldas y pasa caminando junto a mí con una silla en las manos, la lleva a la esquina más cercana al sofá con  la TV detrás y toma asiento.

Lo de vernos iba en serio.

Retrocedo un paso y considero subir las escaleras y encerrarme en la habitación, no obstante, ambos hombres intercambian miradas y terminan asintiendo como si se hubieran dicho todo con el contacto visual.

-Mía, ven- ordena Meneredith, su voz suena seductora, sus ojos son los de un animal salvaje.

Miro a Caetano, su mirada es lujuriosa, pero a la vez tímida.

-Adelante, amor- dice Cae y Meneredith se acerca, doy un paso atrás y él me toma por la cintura, se inclina a mi oído y me susurra.

-Tu esposo lo desea, mira sus ojos, está ansioso por vernos follar, Mía, pero es demasiado tímido para pedirlo.

Miro a Cae, no sé que decir y Meneredith desliza sus manos por mi espalda baja alzando la bata y aprieta mis nalgas sacándome un jadeo, lo vuelve a hacer y me empiezo a mojar.

Un suave y duro Ménage À TroisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora