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CAPÍTULO VEINTE.

Los gritos HMM HMM:

Vigilar las cámaras de seguridad de R.C es lo más aburrido que me ha tocado hacer, los hombres a mi lado toman nota de todo lo que sucede y llaman a seguridad en caso de que algo resulte sospechoso. Yo por mi parte apenas veo lo que pasa en el sótano y maldigo que la otra cámara a mi cargo esté en la oficina de Meneredith.

Al llegar a la empresa dejé que me enseñaran mi nueva tarea como vigilante de las cámaras de seguridad, esperé a que ya nadie me prestara atención e hice regresar las cámaras del sótano dos días atrás, al momento exacto en que los guardias de seguridad llevaron al pasante intruso para hacerle quién sabe qué.

Me pongo los auriculares cuando veo a Meneredith bajar al sótano remangándose la camisa y noto que las cámaras de seguridad llegan hasta cierto punto, aunque el pasillo continúa, no obstante los micrófonos captan todos los sonidos y me asusto al oír gritos provenientes de allí abajo.

-¡CONTESTA LA PREGUNTA!- el grito de Meneredith predomina en un nuevo silencio y de repente, luego de una tos, se hace presente otra que suena idéntica a la de una persona herida.

-No sé nada- dice la voz que reconozco como la del pasante y más gritos se oyen. Meneredith vuelve a aparecer en las cámaras un rato después, tiene sangre en su camisa y los guardias de seguridad caminan detrás de él, pero no hay señales del pasante.

Adelanto la grabación y la detengo a las 6:25 de esta mañana cuando Cae y yo dormíamos en la mansión y al parecer Meneredith se había levantado temprano y vino a seguir con la tortura.

Esta vez el chico sí respondió a todas sus preguntas:

-¿Por qué estás aquí?- la voz de Meneredith se alza entre el silencio.

-Me contrataron para investigar a Mijaíl Step- dice el pasante tosiendo.

-¿Por qué?- Meneredith vuelve a hablar.

Silencio y luego gritos.

-¡Por favor, ya no!— la súplica es una mezcla entre gritos y tos.

—Entonces contesta la...— los micrófonos no logran captar lo que dicen a continuación pero minutos más tarde el torturado grita lo que quiero oír:

—¡Ellos dijeron algo de un tal Caetano y su mujer, los Eyes querían saber si siguen juntos, dijeron que solo debía entrar en su computadora e irme! - explica, puedo oír el llanto, pero aparte de eso un nuevo silencio se forma y Meneredith aparece ante las cámaras de seguridad acomodándose la ropa y limpiándose las manos con un trapo.

Sigo el camino que hizo esta misma mañana y lo observo irse de la empresa como si nada hubiera pasado.

-Sólo vemos el presente- me reta el vigilante junto a mí y me regresa la cámara del sótano a lo que pasa en este momento, nada.

Busco a Meneredith en la pantalla que muestra su oficina y no lo encuentro, me bajo de mi banquillo y camino por la sala viendo en las demás pantallas y lo encuentro en la puerta de...de esta oficina.

Me giro y la puerta se abre, sus ojos azules se encuentran con los míos, su expresión de sorpresa dura nada y se oculta rápidamente bajo la mirada azul intimidante de siempre. Él se queda quieto viéndome una eternidad de tiempo y salgo sin que me lo diga.

Luego de lo que ví esta mañana, no quiero estar a solas con él, no obstante lo tengo que convencer de que nos deje quedarnos, así que camino hacia el ascensor para ir a su oficina esperando que me siga, no entra al ascensor, pero igual sigo y cuando llego me dirijo al baño que al igual que con la oficina de Cae, allí no hay cámaras ni micrófonos.

Un suave y duro Ménage À TroisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora