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CAPÍTULO SESENTA:

LA INOCENCIA DE CAETANO.

CAETANO:

Luego de estar un rato investigando comienzo a sentirme frustrado. Lo que encuentro en internet no me hace sentir identificado, es como llenarme de información que no me sirve de nada.

Cambio el rumbo de la búsqueda en más de una ocasión cuando lo que leo coincide con como me estoy sintiendo, sin embargo, cuando amplio la información de lo que estoy leyendo me encuentro saliendo rápido de esas páginas llevándome una nueva frustración y reiniciando mi búsqueda porque aunque sí me sentí identificado con parte del material, el resto de el no está ni cerca de ser lo que busco.

Mía tambien me ayuda, está sentada a mi lado sin apartar sus ojos de la pantalla y cuando encuentra algo que cree que puede ayudarme me lo enseña, no obstante, no siento que la asexualidad sea algo con lo que me sienta identificado.

Esa fue una de las primeras búsquedas que ella me enseñó y también fue la que más rápido descarté porque disfruto del sexo y no solo eso, amo hacerlo. Es tan así que con una caricia de Mía a mi pierna comienzo a sentirme endurecer, ella siempre tuvo ese efecto en mí. Meneredith también provoca eso en mí y aunque ahora ya no lo dejo tocarme, sé que una mínima caricia suya en cualquier parte de mi cuerpo me hara reaccionar.

Mi problema es que me repugna esa reacción que tengo con Meneredith y a la vez no puedo evitar que me guste.

Mía continuó buscando luego de que le expliqué que sí siento deseo sexual por ambos. Por un momento me sentí al confesarle eso, estuve a punto de pedirle disculpas, lamentándome porque a pesar de que prometí serle fiel y solo fijarme en ella no he podido cumplir con esa promesa, pero entonces entrelazó nuestros dedos y dijo:

-¿Sabes lo que es ser bisexual?

Y mis disculpas quedaron atoradas en mi garganta.

No. Tampoco soy bisexual.

Me gustan las mujeres, me he sentido atraído por ellas en más de una ocasión y estoy completamente enamorado de Mía, pero en el caso de los hombres...no me gustan los hombres y es algo que tengo muy claro.

En mis veintiseis años de vida he conocido más hombres de los que podría recordar. Estudié con muchos de ellos, de hecho en mi carrera la mayoría eran hombres, pero siempre fueron amistades y nunca he visto a alguno de ellos como algo más que un amigo o compañero. Ni siquiera en el trabajo y hasta ahora Meneredith parece ser la única excepción a esa regla.

Así que no es como que me gusten los hombres, no, me gusta Meneredith, pero no el resto de los de mi género.

Sé que Meneredith es bisexual, ha salido con muchas mujeres y tras sus recientes confesiones sé que no soy el primer hombre con el que está, pero yo no siento que podría salir con otros, se me revuelve el estómago de tan solo pensarlo.

Y entonces Mía muy distraídamente dijo:

-¿Sabes lo que es ser pansexual?

Y lo leí, leí todo lo que pude sobre ser Pansexual, pero entonces aunque sertirme atraído sexual o románticamente por las personas sin importar su género sí pudo coincidir con mis sentimientos, eso no explicó porqué con Mía me siento cómodo, pero con Meneredith hay un espacio entre él y yo.

Desde ahí el resto de la información continuó frustrándome y cuando Mía se marchó para arreglarse para ir al trabajo me encontré uniéndome a ella.

Ya no podía ni quería estar en el departamento, necesitaba volver a mi rutina. Volver a hacer lo que me gusta, encontrarme con numeros y disfrutar de ellos porque a diferencia de mis complicados sentimientos los números siempre tienen un resulto y a menos que la fórmula esté mal hecha, estos nunca fallan.

Un suave y duro Ménage À TroisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora