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ADVERTENCIA: CAPÍTULO CON ESCENAS DE DOMINACIÓN. LEER BAJO TU PROPIA RESPONSABILIDAD.

CAPÍTULO SETENTA Y TRES.

LOS AZOTES DE MÍA.

Tengo menos de ocho horas para prepararme y convencer a Meneredith de no despedirme. Preparo meticulosamente la estrategia en mi cabeza y en cuanto llego al edificio y entro en el departamento la pongo en práctica.

Primero necesito una ducha, la cual no puede durar más de cinco minutos. Sé que será todo un reto por culpa de los rulos de mi cabello, pero no pierdo tiempo en pensar en lo difícil que será limpiarlo y luego desenredarlo. Sino que corro a la habitación, preparo mi ropa y me apresuro al baño.

No oigo a Mili ni a Ester en el departamento, tampoco las veo, lo cual es una ventaja porque no se van a meter en mi camino en ningún momento. Aunque por supuesto no estoy sola, Cae camina detrás de mí como si fuera mi colita y al ver que me preparo la ropa y que tomo una toalla él también hace lo mismo y me sigue al baño.

Mi amor a estado muy cariñoso en la camioneta, aunque me temo que no pude corresponder a casi ninguno de sus besos.

Conservar mi trabajo estuvo todo el viaje en mi lista de prioridades y sigue estándolo.

Me desnudo y de reojo veo que él también lo hace. Arrojo mi ropa al cesto de la ropa sucia y él me imita. Luego me sigue y se mete conmigo a la ducha.

Sus manos están sobre mí en cuanto abro ambas canillas y el agua nos rocía.

-¿Tenés ganitas? - me pregunta, pero mi mente está tan ataviada que su voz es un murmullo lejano.

Recojo el jabón y mentalmente me decido entre una gráfica o un esquema. ¿Cuál sería mejor para demostrar las ganancias que ha obtenido la empresa desde mi incorporación?

-¿Puedo pasarte el jabón por la espalda?

Quizás lo mejor sea una gráfica...

-¿Puedo lavarte el cabello?

...aunque un esquema tampoco estaría mal.

-Mía- Cae pone un jabón frente a mi cara y me sobresalto.

-Eh ¿Qué decías? - pestañeo y acepto el jabón que me ofrece. Comienzo a huntarmelo por el cuello formando burbujas a mi paso, lo deslizo por mis hombros y lo guío más abajo. Enjabonando mis brazos y luego volviendo a subir para encargarme de mis pechos.

-¿Puedo enjabonarte? - pregunta y su mano se posa sobre la mía intentando sujetar el jabón, pero no se lo doy.

Si le entrego el jabón se va a demorar demasiado y solo tengo cinco minutos.

-Yo puedo- le digo y vuelvo a mis pensamientos.

¿Esquema o gráfica?

-Pero yo lo hago más suavecito.

¿Y si mejor preparo una lista? Aunque dudo que Meneredith la lea. Pero si no es una lista, una gráfica o un esquema ¿Qué tal un excel? ¿A quién no le gustan los excel? Cae los ama, quizás Meneredith también.

La mano de Cae se posa sobre la mía e interrumpe el camino del jabón hasta mis piernas haciéndome volver a pestañar al recordar que dijo algo más.

-Me gusta así- le digo y continúo guiando el jabón entre mis piernas cuyo interior sigue caliente y muy sensible por culpa del vibrador de Meneredith.

-Podría sorprenderte- murmura, pero yo ya estoy en la tarea. De todas formas me giro y le doy un beso en la mejilla. Una discreta propuesta para que la próxima vez cuando no esté corta de tiempo sí me enjabone.

Un suave y duro Ménage À TroisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora