To Mend The Broken Heart (Severus Snape)

Capítulo Dieciséis: No lo puedes negar, la edad sólo es un número.

Tan pronto como los pasos iban acercándose, ambos nos apartamos ¡Por las barbas de Merlín! ¿Qué demonios iba a hacer ahora? Snape se puso de pie y me agarró del brazo suavemente, conduciéndome a un rincón oscuro y húmedo. Se acercó a la pared y tiró de ella. Una pequeña puerta se abrió, revelando un pequeño espacio escondido que nunca me habría imaginado que estaba allí.

Sin ninguna explicación, me hizo entrar en el cubículo. Me sentí un poco avergonzada, debo admitir y casi ofendida. Odiaba tener que esconderme como una amante cuando la esposa volvía a casa. Me hizo sentir sin importancia y de segunda mano. Sin embargo, yo sabía que era por el bien de los dos. Snape probablemente se sintió tan mal, encerrándome en ese pequeño agujero en la pared.

Medio minuto después, una voz se mezcló con los pasos, y se detuvo.

-Ah, Severus, sospechaba que estabas escondido aquí, una vez más - Era la voz de Dumbledore. Contuve la respiración.

-¿Qué es lo que necesitas? - Le preguntó, con evidente fastidio en su tono. Dumbledore lo ignoró.

-Necesito un poco de... Ayuda, Severus -  Él comenzó, sonaba dudoso - He estado fuera atendiendo unos asuntos relacionados con la señorita Vitrosis, como ya sabes, su padre ha sido encontrado culpable de abuso por parte del Ministerio esta mañana.

¿Qué? ¿¡Culpable!? ¡Ni siquiera sabía que hubo un juicio! ¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué no me permitieron estar allí? Yo soy la abusada, después de todo ¿No necesitaban mi testimonio como prueba? Apreté mi oreja más cerca contra la puerta, con cuidado de no abrirla accidentalmente y tirar todo por la borda.

-¿Y necesita mi ayuda para…? – dijo Snape arrastrando las palabras en su forma habitual de aspereza.

-Sí, te necesito para mantener a la señorita Vitrosis alejada mañana, su padre estará aquí en la escuela, con el fin de ser escoltado a Azkaban.

Di un grito ahogado, luego me cubrí la boca. Esperemos que ninguno de los dos oyera eso. Repetí lo que acabo de oír en mi mente ¿Azkaban? ¿Mi padre? ¿Era realmente necesario? Yo no quería que él sufriera de esa manera, no importa lo mucho que me haya lastimado. No se merecía eso. Ahí es donde los mortífagos y asesinos van. No los padres propensos al maltrato. Él incluso no me había lastimado tan horriblemente. Sólo un poco. Tenía que haber una manera de detener esto. Yo no lo permitiría.

-Está bien, supongo que le daré algún tipo de lección extra - dijo como si fuese otra molestia añadida a su lista. Rodé los ojos en la oscuridad absoluta del cubículo. Podía imaginar a Dumbledore asintiendo.

-Eso podría funcionar, aunque yo esperaba que la sacaras al menos todo el día de las instalaciones del colegio, no me gustaría que ella descubriese nada y se precipitara en el camino.

 Si estaba en lo correcto, casi sonaba como si Dumbledore estuviese tratando de que Snape saliera conmigo ¿Habrá él descubierto algo? No veía cómo... Sólo han pasado unas horas desde que comenzó, incluso nada, por las barbas de Merlín. También mencionó  estar fuera todo el día. Tal vez él no sabía nada y sólo estaba tratando de ayudarme.

-No veo por qué debo ser yo quién cuide a la niña - Snape murmuró. Dumbledore se rio entre dientes.

-Oh, no juegues al  tímido conmigo, Severus, siempre he sido capaz de descubrir cuando mientes y ahora no es diferente – dijo el director a Snape.

-No tengo idea de lo que estás hablando – espetó Snape. Una cosa que Dumbledore y yo teníamos en común era nuestra capacidad para amortiguar la mayor parte toda la rudeza de Snape.

-Por supuesto, de todas formas, sólo asegúrate de sacarla del castillo, no queremos que ella sepa nada.

La voz de Dumbledore se fue apagando y me pregunté si él sabía que yo estaba aquí, escuchando. ¿Por qué si no iba a explicar todo a fondo? Él tenía sus maneras. Tal vez él quería que yo interviniera. Darme la oportunidad de luchar para salvar al padre que yo quería y merecía. O, tal vez no. La psicología inversa es un dolor de cabeza...