To Mend The Broken Heart (Severus Snape)

Capítulo Veintiséis: ¿Cuál es tu peor miedo?

Si hay una cosa que he aprendido sobre el amor, es que puedes encontrarlo en los lugares menos esperados. Las pequeñas cosas pueden llevarte a un lugar que nunca podrías haber imaginado encontrar. Tomar el camino menos transitado puede darte nuevas oportunidades. Y nunca se sabe de quién vas a enamorarte.

Ya sea que estés con el chico guapo  de la clase de Runas Antiguas, o con el despreciado y malhumorado Profesor de Pociones de treinta y siete años. Pero no importa la persona, si es real, no va a importar.

Mientras tomaba asiento en el aula de clases de Snape después de clase para mi último día de detención, me di cuenta de lo mucho que me dejó descolgada con sólo dos días.

Snape hizo un gesto para que me pusiera de pie. Y así lo hice. 

-Ya que tengo una posición parcial, pasarás la detención de hoy con Hagrid.

¿Parcial...? Bueno, eso ya lo sabía. Obviamente. ¿Pero qué le obligó a empujarme hacia Hagrid? ¿Tenía asuntos que atender? 

-Está bien... -le contesté en voz baja. Snape gruñó y me acompañó hasta la puerta, donde di un paso atrás.

-Sólo tienes que ir a la cabaña de Hagrid. Él estará esperando tu llegada. No te demores - Su tono era entrecortado, y me pregunté si había hecho algo para ponerlo nervioso. ¿Sabría que iría al Baile de Navidad con los gemelos? ¿Estaba molesto con ella? Antes de que pudiera abrir la boca para preguntar, Snape cerro la puerta.

Me decepcionó, pero tenía asuntos que atender por ahora. Fui a la cabaña de Hagrid. Una vez allí, vi que él estaba esperádome en el porche, tocando su flauta de pan. Se detuvo a mitad de una nota cuando me vio. 

-Eso fue precioso, Hagrid - felicité al hombre gigante.

Sus mejillas se tiñeron de rosa y sonrió como un niño pequeño. 

-Gracias, Dinia, sólo estaba practicando hasta tu llegada - Parecía que recordó algo de repente, y se apresuró a regresar a su cabaña por un momento. Él volvió a salir un momento después con su varita.

-Hagrid... ¿Qué vamos a hacer exactamente, señor...? - Estaba un poco preocupada, hasta que me di cuenta de que tenía que recuperar su varita para comenzar nuestra misión por detención. Esto no puede ser una buena señal en absoluto.

-Oh - Hagrid se dio cuenta de mi expresión escéptica y agitó su varita - No te preocupea. Sólo es por precausión. Vamos a calentar los Boggarts, es todo. Repaso de tercer año, ya sabes - Él me tranquilizó. Asentí con la cabeza, recordando mi tercer año cuando estudié Boggarts con el profesor Remus Lupin.

Eran criaturas que no tienen forma o apariencia conocida: adaptaban la forma que su víctima más temía, como una pesadilla viviente. Eran cosas espantosas, pero fácilmente derrotadas. Todo lo que tenía que hacer era lanzar el encanto 'Ridikkulus' en ellos y reír de la apariencia ahora tonta. Ellos realmente no podían lastimarte. Bueno; sólo mentalmente, tal vez. Un pequeño susto.

La primera vez que vi un Boggart, se convirtió en mi padre. Nadie parecía entender, excepto el profesor Lupin. Di un grito ahogado y tropecé de nuevo mientras mi padre/Boggart daba pasos amenazadores hacia mí, con una mueca de enojo en su rostro. No es tu padre, no es realmente él... Pero todavía me asustaba terriblemente. Finalmente estaba tan cerca, me gritó y me tambaleé hacia atrás, cayendo sobre mi trasero, como siempre. Su labio se curvó, y me apresuré a emitir el encanto en él, por lo que la vestimenta de mi padre se tranformó en un vestido de princesa de color rosa, y la clase se echó a reír. Pero yo no lo hice. Y tampoco el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Pero ahora, yo no estaba tan segura de lo que se convertiría. ¿Sería el Vampiro del bosque? ¿Voldemort? ¿Mi padre de nuevo? Tenía que admitir que estaba tristemente curiosa. Quería saber cuál sería verdaderamente mi mayor miedo. En mi suposición, sería el vampiro del  bosque. Eso me había dado el mayor susto hasta el momento.