Capítulo Treinta y Siete: Mi destrozada alma.

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Guié al trío de oro por un sendero a un ritmo rápido, rompiendo en una esquina a la vez que llegamos a una choza mal cuidada, hice mis pasos inaudibles. Harry, Ron y Hermione hicieron lo mismo, y nos quedamos en un rango cercano, en la parte trasera del lugar, cuando oímos voces ásperas.

Reconocí a Voldemort de inmediato. No había duda de que esa era la voz que había estado dentro de mi cazaba. Pero no podía reconocer la otra. Todavía no estábamos lo suficientemente cerca.

Mientras nos acercábamos al cobertizo, nos escondimos detrás de una pila de cajas viejas, entre  ellas y el suelo. La silbante voz de Voldemort se hizo audible. Habíamos entrado en el medio de lo que parecía una conversación.

No podía ver el interior del cobertizo. Sólo la pequeña ventana a mí poder mostraba parte del objetivo previsto: Nagini, suspendida en el aire en el interior de una especie de esfera mágica protegida junto a Voldemort.

-Y lo está haciendo sin tu ayuda - siseó Voldemort. La segunda persona habló, urgente y asustadiza. 

-Déjeme encontrar al chico. Déjeme traer a Potter. Sé que puedo encontrarlo, mi Señor. Por favor - Tuve que taparme la boca para no gritar. Era Severus.

Mi Severus estaba aquí con él, solos... tuve una muy enferma y retorcida sensación de lo que estaba ocurriendo. Snape pasó junto a la pequeña brecha, y Harry retrocedió un poco a mi izquierda. Severus estaba a meras pulgadas de nosotros. Parecía como si estuviera tratando de averiguar algo, y rezaba para que cualquier plan que estuviera ideando fuera suficiente para salvarse.

Voldemort se puso de pie. Podía verlo ahora, sus ojos rojos horribles, su pálido rostro de serpiente. 

-Tengo un problema, Severus - Anunció, con voz baja y ronca.

-¿Mi Señor? - dijo Severus, Voldemort levantó la varita de Saúco, sosteniéndola con delicadeza y precisión. 

-¿Por qué no funciona para mí, Severus? - preguntó en voz baja.

-¿Mi- mi Señor? - Dijo Severus sin comprender. Sentí mi respiración entrecortada y lágrimas de preocupación y pánico amenazar con salir de mis ojos. Quería correr hasta allí, correr y tirarme delante de Severus. Quería salvarlo. Quería morir en el intento, no importaba qué. Tenía la esperanza de que Voldemort estaba teniendo una discusión sencilla con él.

-No lo entiendo - continuó Snape cuidadosamente - Usted ha hecho magia extraordinaria con esa varita - Convenció. 

-No - Respondió Voldemort debidamente - He hecho mi magia habitual. Soy extraordinario, pero esta varita... No, no ha revelado las maravillas que ha prometido. No siento ninguna diferencia entre esta varita y la que yo procuré desde Ollivander hace tantos años.

El tono de Voldemort era pensativo y calmado, pero sentí mis entrañas encogerse dentro de mí. Estaba a sólo unos segundos de lanzarme fuera de allí y detener este desastre. Sólo necesitaba una clara señal de que Voldemort tuviera intención de matar a Severus.

A mi lado, Harry difícilmente podía contenerse, con los ojos fuertemente cerrados mientras sostenía su cicatriz. Estaba preocupada, pero la escena en curso con mi Severus me distraía, absorbiendo toda mi preocupación como una esponja.

-No hay diferencia - dijo Voldemort de nuevo. Severus no dijo nada. Ojalá pudiera ver su rostro, ver cómo era en ese momento. ¿Temeroso? ¿Su calmada compostura habitual? ¿Estaba tratando de encontrar las palabras adecuadas para tranquilizar a Voldemort? Temí por él.

Me temblaban las manos, y temía derribar algo y llamar la atención. Voldemort comenzó a moverse por la habitación. 

-He pensado mucho, Severus... ¿Sabes por qué te he llamado?

To Mend The Broken Heart (Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora