Capítulo Uno: To Mend The Broken Heart.

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Crucé la habitación vacía. Obviamente para mi llegada temprana a clase. Por supuesto, siempre llegaba temprano. Supongo que soy una alumna con desempeño sobresaliente. Mis clases son: Defensa Contra las Artes Oscuras, Herbología, Adivinación, Transformaciones, Encantamientos, Cuidado de Criaturas Mágicas y Pociones, en ese mismo orden. Así que aquí estoy, sentada, a las ocho de la mañana, un jueves, en una habitación vacía con solamente el bullicio de los estudiantes que apresuraban sus pasos cansadamente por los pasillos exteriores. Pronto aparecerían, puesto que no podeían evitar la clase para siempre. Además es jueves y dado que por razones desconocidas mañana no habría clases, cada estudiante disfrutaría al máximo. Bien, todo el mundo, excepto yo.

Yo, Claudinia Narissa Vitrosis, soy una completa marginada. Estudio sola, paso mi fin de semana sola, ni siquiera tengo una compañera de cuarto, o incluso una mascota, ninguna lechuza para Claudinia, ni siquiera una rata, aunque no es que desee una. No tengo amigos, ni me esfuerzo en tenerlos. Lo veo de esta forma: Si permanezco lejos de las personas, podré ahorrarme todo el drama y las burlas. No hablo a menos que me hayan hablado o hecho una pregunta en clase. Es realmente muy eficaz, diría. Dieciséis años y todavía no he tenido problemas con la gente.

Mi pálida piel blanca prácticamente brillaba en comparación con mis túnicas negras que llevaba encima de mi falda de pliegues, mi blusa blanca estaba abotonada perfectamente hasta arriba y sobre ésta estaba el chaleco con los colores de Slytherin y la cresta de la casa bordado en él. Mis altos calcetines negros eran obligatorios, debido al clima frío. Era otoño, octubre para ser exacta, y mi bufanda estaba remetida cuidadosamente alrededor de mi cuello, largos cabellos rizados color castaño oscuro caían tendidos sobre mis hombros y espalda. Me incliné sobre mi libro de texto así como a la par que el Profesor Moody, que directamente se sentó en su escritorio, y otros estudiantes entraban en la habitación.

-¡Oye, Claudinia! - exclamó Damian Alckozer, un estudiante de sexto año, de Slytherin como yo. Deliberadamente agaché la cabeza, escondiendo mis ojos verdes y mi rostro ruborizado bajo una cortina de cabello. Lo ignoré.

-¡Claudinia! ¡Estamos hablando contigo! - Se sumó un amigo suyo, uno a quién no conocía - ¡Levanta la cabeza, chica! ¡Habla!

Todos rieron por un largo y minucioso minuto, para ridiculizarme aún más. Rara vez me encontraba en estas situaciones, por lo que no era tan malo. Yo podía soportarlo. Pero hoy, las cosas parecían repartir de forma diferente.

-Si fueras inteligente, muchacho, te moverías, antes de deducir una cantidad saludable de puntos a tu casa - De una parte de mi cabello noté una figura alta y oscura entrar en la sala casi vacía. Esa voz profunda y aterradora, cabello negro azabache, ojos tan oscuros como la noche, labios que se extendían en una perfecta línea, piel cetrina, sin embargo, fue su típico gruñido lo que más destacó.

El Profesor Snape. Él es, como resulta ser, mi profesor de pociones, uno escalofriante. La mayoría de los niños, incluso los de Slytherin, le tienen miedo. Él cruzó la habitación, mientras su larga capa negra ondeaba tras él. Los dos chicos saltaron lejos de él. Me estremecí, no por miedo, sino por la gran cantidad de respeto que sentía por él. Es un hombre fuerte, aunque aterrador, él no toma nada de nadie y siempre tiene el coraje de luchar. Ojalá yo pudiera ser tan valiente. Nunca lo he visto, en mis seis años en Hogwarts, derrumbado.

Supongo que la mayoría de mi miedo y mi naturaleza inquieta provino de mi casa. Mi madre muggle me abandonó con mi padre mago cuando yo era tan solo una niña. No estaba lo suficientemente mayor como para recordarla en realidad, aunque a veces las cosas simplemente me recordaban a aquella misteriosa mujer. Eso no sería demasiado malo si mi padre no fuera un abusador. Él no era tan malo, no en las normas de matar, pero solía golpearme en sus rabias momentáneas. No me atrevía a decirle a nadie, con la esperanza de mantener algún tipo de normalidad. Por otra parte, ¿A quién le diría?

To Mend The Broken Heart (Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora