Capítulo XXXIV

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Ya habían paso algunos días, las cosas se habían puestos raras para algunos y para otros eran normales. Aarón y Edgar aún no revelaban como habían comenzado su relación, cuando Esteban se enteró hizo su drama y Edgar le siguió, era algo digno de grabar pero nadie lo hizo por estarse riendo. Jamal y Esteban seguían pasando por algunos momentos incómodos pero agradables, y Mai solo se dedicaba a intentar ser invisible para no interrumpir. Manuel seguía recibiendo las pequeñas notas que tenían un mensaje detrás de estás, Zac seguía molestando de vez en cuando a Manuel y alguna otras veces pasando el rato el uno con el otro. Por otro lado Alem y Sebastián apena si se saludaban cuando se encontraban pero no habían vuelto a hablar, como en algún momento lo hicieron.

Martes 6 de octubre

— Feliz cumpleaños Esteban— gritaron Edgar y Sebastián tan pronto como vieron al mencionado.

— Gracias— contesto Esteban con una sonrisa.

— ¿Hoy es tu cumpleaños?— pregunto Jamal, que se encontraba a su lado.

— Si— contesto Esteban.

— Entonces, Feliz cumpleaños— lo felicito Jamal.

— Gracias— contesto Esteban nuevamente.

— ¿Y?, ¿Va a ver pastel o algo así?— pregunto Edgar.

— No creo, o no se mis padres— contesto Esteban.

— Hay que hacer algo— dijo Sebastián mientras se recargaba en Esteban.

— ¿Cómo que?— preguntaron Edgar y Esteban.

— No sé— respondió con simpleza Sebastián.

— ¿Qué hacen?— pregunto Manuel llegando junto con Zac.

— Felicitando a Esteban por su cumpleaños— respondió Sebastian.

— Cierto, que hoy es tu cumpleaños, feliz cumpleaños Esteban— felicito Manuel mientras le deba un pequeño abrazo.

— Gracias— respondió Esteban mientras correspondía el pequeño abrazo, pero algo que ellos no sabían era que había dos personas que los miraban algo molestos.

— Esto huele a celos— susurro Sebastián a Edgar mientras señalaba a Jamal y a Zac quienes efectivamente tenían una cara de muy pocos amigos.

— Pensé que era él único que lo notaba— apoyo Edgar.

— ¿Y nos vas a invitar al pastel o qué?— pregunto Manuel.

— Dice que no nos va a invitar— interrumpió Edgar.

— ¿Por qué?— pregunto Manuel.

— Dice que el pastel va a ser solo para él— le siguió el juego Sebastián.

— Y no nos va a dar— dijo Edgar.

— No te pases Esteban, eso no se hace— les siguió el juego Manuel.

— Pero si yo no dije nada— se quejo Esteban.

— Bueno ya, entonces ¿Hacemos algo para celebrar a Esteban?— pregunto nuevamente Sebastián.

— ¿Algo como qué?— pregunto nuevamente Edgar.

— ¿Y si le compramos un pastel y se lo embarramos en la cara?— propuso Manuel.

— Suena bien— apoyo Edgar.

— No, que les pasa— se quejo Esteban casi al instante.

— ¿Entonces qué propones?— pregunto Edgar a Esteban.

Eight beating heartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora