Capítulo II

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— ¿No crees que ya sea hora de detenerlos? — pregunto Eduardo mientras veía que la discusión se empezaba a salir de control, nuevamente.

— Creo que sería buena idea intervenir ahora— dijo Sebastián— pero tengo flojera— se excusó— están muy lejos y la verdad siento que si me meto no voy a salir con vida— dijo mientras sacudía su mano hacia donde estaban los chicos dando a entender que no los alcanzaba e intentado hacer que no se notara lo último que dijo.

— Flojo— le dijo Eduardo mientras lo miraba con desaprobación.

— Sí empiezan los golpes ahora sí los detenemos, sí no pues no— condiciono Sebastián— Ahora, ¿en qué me quedé?

— En dónde cada quien se fue a su salón— le recordó Eduardo.

— Ah ok, gracias— Dijo Sebastián.

6 días y un mes antes

— ¡Sebas! — grito Manuel mientras corría hacia el mencionado.

— ¿Qué paso? — pregunto mientras veía a su amigo pararse frente a él.

— ¿Ya te enteraste? — pregunto mientras daba pequeños saltos de lo emocionado que se encontraba.

— ¿De qué o qué? — pregunto un confundido Sebastián, pues ver a su amigo emocionado a esa magnitud no era algo normal.

— De lo de Alan— menciono el chico con emoción en sus ojos.

— No, ¿qué paso? — pregunto con curiosidad

— ¡Se transfirió a esta escuela! — dijo en un pequeño grito de emoción.

— ¡¿Enserio?! — pregunto con emoción Sebastián pues no sé lo podía creer.

— Si— dijo con aún más emoción— lo acabo de ver en la entrada con el uniforme de esta escuela— hablo rápido por la emoción, pero igual le entendió.

— ¿Dónde crees que este ahora? — pregunto Sebastián igual de emocionado y listo para salir corriendo en cualquier segundo.

— Lo más probable es que siga en la entrada— dijo Manuel ya más tranquilo.

— ¿No crees que haya ido en busca del aula en la que le toca su primera clase? — pregunto Sebastián, pues las clases estaban apunto de comenzar y para alguien que se supone no conoce el lugar lo mas prudente seria averiguarlo con algo de anticipación.

— También es probable— contesto Manuel.

— Vamos a buscarlo— propuso Sebastián.

— Si— asintió Manuel y así es como se fueron a buscar por toda la escuela.

Después de una larga búsqueda y no haber encontrado nada.

— Estás seguro de que lo viste? — pregunto un ya cansado Sebastián.

— Si, yo lo vi— aseguro Manuel.

— Pero no lo hemos encontrado y ya casi es hora de ir a clases— reclamo Sebastián.

— ¡Que yo lo vi! — contesto casi gritando Manuel.

—Entonces, ¿dónde está? — reclamo Sebastián.

— No lo sé— le dijo ya un poco fastidiado pues era como la séptima vez en 5 minutos que hacía la misma pregunta.

— Pero no te enojes— dijo Sebastián intentando aguantar la risa por lo que recibió una mirada molesta de su amigo.

— Ya vámonos, ¿qué te toca? — pregunto Manuel resignado.

— No sé, deja y checó— decía Sebastián mientras sacaba su celular para revisar su horario que le había dado flojera aprendérselo.

Eight beating heartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora