Capítulo XXXVIII

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Al día siguiente

Comenzó a salir el sol y algunos de nuestros protagonista comenzaban a despertar poco a poco, bueno solo los que no pueden dormir cuando hay luz. No es por decir nombres pero, Manuel y Edgar fueron los primeros en despertar.

Ya eran las 9 y ya todos estaban despiertos estaban comenzando a reunirse para irse de aquel lugar, habían recogido todo lo que llevaron y estaban esperando los taxis que llegarían por ellos, no pasó mucho y llegaron, Manuel antes de subir al auto revisó la hoja que había recogido la noche anterior, para tirarla en el lugar correspondiente, pero antes de poder tirarla logro visualizar una letras en la hoja, que se le hacían conocidas, tomo la hoja, la desdobló y comenzó a leer, hasta arriba había una oración que dejó en blanco a Manuel de un momento a otro, abajo había más palabras, letras y algunos números, también había fechas, y hasta abajo había otra oración que no alcanzo a leer pues ya lo estaban apresurando para que subiera y pudieran irse. Guardo la hoja y subió rápidamente al automóvil.

Paso un rato y Manuel se quedó pensando en lo que decía la hoja

A Zac le gusta alguien— pensó con algo de tristeza que no sabía ni de dónde había salido, al mismo tiempo soltó un suspiro— ¿Que estoy pensando?, Lo que que haga no es problema mío— intentó sacar aquellos pensamientos de su cabeza, mientras la sacudía un poco y miraba hacia otro lado, lo cual no pasó de desapercibido por los demás chicos con los que estaba en el taxi

— ¿Que te perturba?— pregunto Esteban que estaba sentado a lado de Manuel

— ¿Qué?— pregunto Manuel pues no presto atención sino hasta que sintió las miradas sobre él

— ¿Por qué suspiras?— pregunto Edgar que se encontraba al otro lado del asiento

— No, por nada— respondió con algo de duda pues no están seguro de a qué se refería, tras dar esa respuesta los dos chicos que preguntaron no dijeron nada, lo cual fue bueno para Manuel, aunque sabía que aún había alguien que estaba apunto de comenzar a pregunta, o eso creía

— Si, claro— dijo Sebastián con mucho sarcasmo

— Encerio— respondió Manuel

— Por eso— dijo Sebastián haciendo aparentar que no había ocupado sarcasmo anteriormente

— Bueno— dijo Manuel no muy convencido

Y así paso un rato en el que llegaron a la pequeña ciudad, más específicamente al reloj

— Al fin— dijo Sebastián bajando del taxi apenas este se estacionó

— Ahora cada quien a su casa, ¿No?— pregunto Esteban también bajando

— Supongo— contesto Edgar mientras se estiraba

— ¿Esperamos a que lleguen los otros, o solo nos vamos?— pregunto Sebastián

— Creo los esperamos y nos despedimos, ¿No?— dijo Edgar

— Creo que sí— contesto Esteban

— ¿A quien se le cayó un papel?— pregunto Sebastián sosteniendo una hoja de papel doblada

— ¿Que hoja?— preguntaron los otros tres chicos mientras lo volteabán a ver

— Está— aclaró— haber que dice— dijo mientras la desdoblaba y veía lo que decía

— ¿Dónde estaba?— pregunto Esteban

— En los asientos de atrás del taxi— explico mientras comenzaba a leer y se daba cuenta de lo que decía— que buen chisme— comento después de leer todo

Eight beating heartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora