Capítulo XXVIII

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Con Alem, Sebastián y Daihi

Todos iban caminado viendo pequeñas cosas que les llamaban la atención, en algún momento uno de ellos se dió cuánta de un pequeño detalle

- ¿Y los demás?- pregunto Daihi mirando a su alrededor.

- ¿Qué?- pregunto Sebastián mirando a su alrededor buscándolos con la mirada.

- Creo que nos separamos- dijo Alem imitando la acción de sus dos acompañantes, y queda claro que su campo de visión era mejor que el de los otros dos, pues este era más alto.

- ¿Los buscamos?- pregunto Daihi.

- Creo que seria lo más coherente- contesto Sebastián- aunque creo que se separaron por parejas, ¿Y si los molestamos?- pregunto Sebastián.

- Mejor los dejamos solos- dijo Daihi.

- ¿Que no habías dicho que llevarías a Manuel hasta la puerta de su casa?- pregunto Alem a Sebastián.

- Cierto, entonces les mando un mensaje para que nos reunamos en un rato- propuso Sebastián.

- Suena bien- apoyo la idea Daihi.

- ¿Pero en cuanto tiempo?- pregunto Alem.

- ¿Cuánto será suficiente?- pregunto Sebastián.

- ¿Con media ahora les será suficiente?- pregunto Daihi.

- Creo que sí- dijo Alem.

- Entonces les digo que en media hora nos vemos- aclaro Sebastián para acto seguido ponerse a escribir en su celular- listo- dijo una vez que había mandado el mensaje y guardaba su celular.

- ¿Y ahora qué hacemos?- pregunto Alem.

- No sé, pero a mí ya me dió hambre- comento Daihi.

- ¿Vamos por un elote?- propuso Sebastián.

- ¿Un elote?- preguntaron Daihi y Alem.

- Si, un elote preparado- afirmó Sebastián.

- Bueno- dijo Daihi.

- Vamos- dijo Alem.

Y así los tres chicos caminaron hasta donde estaban unos puestos de comida, y entre ellos se encontraba el puesto que ellos buscaban.

- Ahí está- dijo Sebastián señalando el puesto que había llegado buscando.

- Vamos pues- dijo Daihi y siguieron caminando hacia su objetivo. Una vez llegaron hasta el puesto comenzaron algunos inconvenientes.

- Disculpe- llamo Sebastián a la persona que atendía, pero lo dijo en un tono de voz muy bajo así que fue ignorado- Disculpe- está vez lo dijo un poco más fuerte, pero igual fue ignorado, a este punto Sebastián ya se había empezado a sonrojar por la vergüenza- ni quería- susurro ya rendido.

- Disculpe- hablo está vez Alem con un tono lo suficientemente fuerte para ser escuchado.

- Si joven, ¿qué le vamos a dar?- contesto la vendedora.

- Kachale, a él si le hacen caso- se quejo Sebastián, por eso y muchas razones más Sebastián solo va atiendas de confianza.

- Le están hablando- dijo Alem a la vendedora señalando a Sebastián.

- Oh, perdona, ¿qué vas a querer?- dijo la vendedora viendo a Sebastián.

- Un elote preparado por favor- contesto Sebastián.

- ¿Y ustedes?- pregunto la vendedora.

- Lo mismo- contestaron después de pensarlo un momento.

- ¿Con chile del que pica o del que no pica?- pregunto una vez ya solo faltaba ese ingrediente.

Eight beating heartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora