CAPÍTULO 3: Discusiones.

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(Emily en multimedia)

-Hola, hijo...vaya vendré más seguido si vas a sonreír de esa manera. —miré a mi madre e hice una mueca. —oh...creo que no es por mí, ¿cierto?

-No lo tomes a mal, mamá...solo recordé algo. —me levanté besando su mejilla y le indiqué que se sentará en la silla mientras yo regresaba a mi lugar. — ¿Qué haces aquí? No me digas que pasó algo...

-No, tranquilo todo está bien, quería hablar sobre lo que de esa condición. —ella dijo tomando mis manos y la miré levantando una ceja. —solo... ¿podrías considerar lo de tener hijos?

-Mamá...por dios, no puedo creer que me digas eso. —quité sus manos levantándome de la silla apoyando mis manos sobre el escritorio. —eso es algo que no va a pasar.

-Hijo entiende que ya es hora de que tengas un hijo, las cosas pueden darse entre tú y Emily, es una buena chica. —se levantó acariciando mi mejilla. — ¿Por qué no quieren hijos? a dónde va a parar la familia si mis hijos no quieren ser padres, Alexa está siguiendo tus pasos y tus los de tu hermano Thomas, él ni siquiera se digna a hablarnos porque sigue enojado por no apoyarlo en su absurda decisión.

-Mamá tú no nos apoyas porque siempre has hecho lo que papá dice, prefieres apoyarlo a él que a tus hijos y por su culpa Alexa y yo perdimos contacto con él...ni siquiera sabemos si está vivo desde que mi papá le dijo que no era su hijo solo por no querer hacerse cargo de la empresa. —mi madre quitó su mano de mi mejilla y tomó su bolso colgándolo en su brazo.

-Lo que quería hacer tu hermano no estaba bien, debía de pensar en la familia, no solo en él. —reprochó molesta caminando a la puerta. —y estás haciendo lo mismo Matthew.

-Mamá... ¿Y cuando la familia va a pensar en lo que realmente quiero? —cómo era de suponerse no dijo nada y solo salió mientras yo me desplomaba en la silla bufando. —cómo quisiera ser tan valiente cómo mi hermano para mandar todo esto a la mie*da, pero no puedo...siempre he sido un cobarde.

Durante la tarde estuve revisando cada contrato que querían cancelar, haciendo llamadas para convencerlos de no hacerlo, aunque muy pocos se negaron a continuar la mayoría cambió de opinión más que nada por la multa que se pondría por incumplimiento de contrato. Estiré mi brazo para tomar una carpeta y fruncí mi ceño al sentir un dolor intenso.

-Jod*r... —me recargué en el respaldo de la silla sujetando mi brazo izquierdo desde lo que pasó no he ido al médico, pero no es necesario, no pienso ir.

-¿Se puede, cariño? —miré hacia la puerta al escuchar la voz de Emily y asentí acomodándome en la silla.

-Claro, pasa... ¿qué haces aquí? ¿necesitas algo? —se sentó frente a mí sonriendo y dejando una carpeta sobre el escritorio. — ¿qué es eso?

-Bueno estuve pensando y creo que la boda sería perfecta en dos semanas así que traje algunas opciones de las invitaciones, lugares en donde podría ser y tu madre me recomendó un hermoso lugar en donde podríamos pedir el banquete. —tomé la carpeta haciendo una mueca al sentir una punzada en mi brazo. —no me hagas esa cara...solo míralas antes.

-No es por eso, me duele el brazo, hace poco tuve un accidente de auto y además me golpearon, pero no es nada grave. —estaba a punto de abrir la carpeta cuando ella se levantó acercándose a mí. —Emily no es necesario.

-Matt no digas eso, de seguro es algo grave y puede tener consecuencias. —reprochó quitándome el saco y dejándolo en el perchero. —tienes sangre en tu camisa...ya vengo, no te muevas. —salió de la oficina y no tardó más que unos minutos en volver con un botiquín en sus manos. —te gusté o no te voy a curar y ya llamé al médico.

-No es nada grave, es una pequeña cortada. —me ignoró por completo y quitó mi camisa para después sacar unas gasas del botiquín.

-Matt esto necesita puntada, ¿sabías que se puede infectar? —me dijo molesta mientras me limpiaba mi herida e hice una mueca al sentir un leve ardor. — ¿Puedo saber cómo te hiciste esto? No es tan profunda, pero necesitas puntadas.

-Supongo que el ejercicio de ayer no me hizo bien, pero no importa, es algo que necesito hacer y no pienso cambiar de opinión. —fruncí mi ceño mirándola. —no te preocupes, gracias por la ayuda, pero no lo vuelvas a hacer. —acomodé mi camisa y me levanté tomando la carpeta alejándome unos cuantos pasos de ella.

-Lo siento, solo quería ayudar y no es necesario que revises eso ahora, mejor déjalo así descansas tu mano porque el dolor va a empeorar. —la miré unos segundos antes de abrir la carpeta y ver las invitaciones.

-Te repito que no es nada, se supone que debería usar un yeso, pero tengo trabajo que hacer así que eso no pasara. —tomé una invitación para mostrársela. — ¿Está te parece bien?

-Dios...sigues igual de terco. —murmuró sonriendo y se acercó tomando la invitación. —sí, me parece perfecta. —asentí despacio mirando las opciones de los lugares para la boda mientras ella iba a abrir la puerta cuando tocaron. —pase doctor, será a él a quien revise por favor, tiene una herida en el hombro y dolor en su brazo izquierdo.

-De acuerdo señor Carpenter por favor tome asiento y permítame revisarlo. —desabotoné de nuevo mi camisa sentándome en mi silla mirando seriamente a Emily, lo que menos necesito es que me trate cómo un niño. Unos minutos después el doctor terminó de curar la herida, me dio una receta, también tengo que evitar el ejercicio e ir al hospital para una radiografía y en cuanto se fue acomodé mi ropa.

-Emily, si no te importa cuando vengas a mi oficina que sea solo por trabajo, evita decidir por mi...esto de la boda lo vemos fuera del trabajo, aunque por mi puedes hacer lo que quieras, ahora si me haces el favor de retirarte porque tengo demasiado trabajo y deberías ir viendo que puesto quieres para que así empieces lo antes posible, porque cómo verás no estamos en condiciones de holgazanear. —caminé a la puerta abriéndola y ella agarró la carpeta antes de salir de la oficina.

-Perdona Matt...solo quería ayudarte y no te pasará algo más grave. —susurró y corrió hacia el ascensor genial...ahora quede como un estúp*do. Suspiré volviendo al trabajo, aunque trataba mi mente la mayor parte del tiempo pensaba en Allison, ansiaba tanto que entrara por esa puerta...no puedo y no quiero soltarla.

Ya eran casi las ocho de la noche cuando salí de la oficina dirigiéndome al gimnasio, el dolor en mi brazo ya no era muy fuerte así que tal vez pueda entrenar un poco más, pero, en fin, al llegar fui directo a los vestidores cambiándome por mi ropa deportiva y fui a buscar a Félix, al encontrarlo instalando algunos costales me acerqué a él.

-Pensé que no vendrías y te echarías para atrás. —dijo feliz burlón mientras tomaba las vendas y me las colocaba en las manos

-Te dije que necesito entrenar, no pienso tomarme esto cómo una broma así que... ¿Empezamos? —fruncí mi ceño acomodándome en mi lugar en cuanto terminó de colocarme los guantes.

-De acuerdo, entonces empieza a calentar y en cuanto termines estarás en el costal cuarenta y cinco minutos, después subiremos al ring para que aprendas un poco mejor a cubrirte de los golpes. —asentí al escuchar sus indicaciones y comencé a hacer el calentamiento exactamente cómo el día de ayer. Cuando seguí con el costal mi brazo izquierdo comenzó a doler, al dar unos cuantos golpes al costal Félix sujetó mi mano. — ¿Te pasó algo? Cada que golpeas haces una mueca y tu mano tiembla así que no te atrevas a mentir.

-Tengo una lesión que no me interesa si empeora o no...estoy harto de que no entiendan que puedo cuidarme solo. —rodé mis ojos quitando los guantes y aventándolos al suelo.

-No sé qué te pasa y si no me lo quieres contar no hay problema, pero no puedes entrenar así, me da igual si te enojas, hasta que no tenga una constancia médica de que estás en perfectas condiciones no pienso dejar que entrenes. —me dijo mientras levantaba los guantes y bufé caminando a los vestidores.

-Todos se pueden ir a la mie*da...estoy harto. —alentrar tomé mi cosa para salir rápidamente del lugar subiendo a mi auto yconduciendo hacia mi casa. 

Atado a ti por siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora