CAPÍTULO 8: Sin pistas.

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Desperté a las siete de la mañana, al levantarme dejé la urna en su lugar para así darme una ducha rápida, al terminar me coloqué un short, tenis, una playera sin mangas. Bajé a la cocina frunciendo mi ceño...había olvidado que no es mi casa, saqué una botella de agua del refrigerado y estaba dispuesto a salir de la casa cuando la voz de Emily me detuvo.

-Hola cariño, buenos días, ¿cómo estás? —sonrió emocionada acercándose a mí y dejando un beso en mis labios. —perdón...es solo que estoy emocionada que estemos viviendo juntos.

-Buenos días, estoy bien gracias, iba a correr, el parque está enfrente así que lo aprovecharé. —me encogí de hombros al responderle. —lo entiendo...pero no lo hagas, me incomoda que me beses.

-Uhm...claro, lo siento...no es mi intención, es que tal vez es más fácil que te acostumbres, pero no lo haré más lo prometo. —me dijo dando un paso hacia atrás y asentí despacio saliendo de la casa. —oh espera, ¿quieres que te acompañe a correr?

-No gracias, prefiero ir solo, además de seguro estás ocupada con esas cosas de la boda. —no es que no la quiera cerca de mí es solo que...bueno, está bien no la quiero cerca, me sofoca.

-Sí tienes razón, hoy iré a ver a mi suegra para revisar los invitados e ir a ver los vestidos de novia, aunque si tenemos tiempo podríamos ir a Milán para que un amigo mío lo haga. —rasqué mi nuca tratando de que mi sonrisa no parezca una mueca, pero fracase en el intento. —bueno...si quieres puedo ir yo sola o con tu hermana si quiere.

-Sí, no te preocupes, puedes pedirle el avión a mi padre estoy seguro de que no se negará a que lo uses, más si es por algo de la boda. —solo pienso en que podré tener unos días para mí solo, pero tendría que pedirle disculpas a Alexa por la forma en la que la traté. —haré lo posible por acompañarte, pero sino tenlo por seguro que Alexa va a ir contigo y si no se te ofrece nada más me tengo ir.

-Después de lo de ver todo eso iré con Logan para ayudarlo con unas cuentas de su trabajo, lo más seguro es que vuelva cómo a las siete, ¿está bien? —murmuró abrazándome por el cuello y besó mi mejilla. —nos vemos más tarde, divierte en tu ejercicio.

-Igual tú, ten cuidado cualquier cosa me puedes llamar. —al despedirme de salí de la casa crucé la calle y me estiré un poco antes de comenzar a trotar. Mientras más avanzaba más rápido corría, de nuevo tratando de alcanzar a alguien que ya no va a regresar, aunque no quiera perder la esperanza en el fondo sé que ella no volverá y aunque me duela tengo que darle vuelta a la página.

Media hora después de estar corriendo el sonido del celular me llamó la atención y al atender la llamada fruncí mi ceño ya que era un número privado, al principio pensé que era Jasón, pero no, la voz del investigador se escuchaba agitada.

-Señor Matt, tenemos que vernos ahora mismo, le tengo noticias sobre lo que me pidió, nos vemos en la cafetería del otro día. —solo dijo eso y colgó, guardé el celular y corrí hacia la casa subiendo a la habitación para tomar las llaves del auto. Al tenerlas a la mano bajé rápidamente subiendo a este y conducir a la cafetería.

Llegué diez minutos después, bajé del auto al estacionarme y al entrar al local lo busqué con la mirada al detective, sin embargo, no estaba, caminé a una de las mesas del fondo, sentándome y miré mi celular, pero no tenía ningún mensaje. Esperé un rato más hasta que lo vi entrar, se sentó frente a mi quitándose la gorra, los lentes y dejando un sobre frente a mí.

-¿Qué le pasó? ¿Qué es esto? —fruncí mi ceño al ver su rostro con varios golpes y tomé el sobre sacando unos papeles. —¿se encuentra bien? ¿necesita ir al hospital?

-Estuvo algo complicado conseguir esos documentos y no es necesario sanaré pronto. —mencionó restándole importancia. —esa es el acta de defunción a nombre de Allison Mateos, está todo correcto, causa de muerte, hora, el medico que se encargó de eso, pero encontré un caso de una niña de 10 años perdida llamada Anahí Crawford, su padre la dio por desaparecida, el caso se cerró cuando la encontraron, pero no hay registros de quién la encontró o quién se quedó con ella, nadie investigo más y a la niña se la tragó la tierra, aunque es obvio que solo cambiaron su apellido a Smith, sobre ella solo encontré algunas cosas cómo donde estudió, algunas multas en Miami, pero nada fuera de lo normal, su última residencia era un departamento cerca de la playa, el cual desde hace años está deshabitado.

-Entiendo...pero ¿eso es todo? ¿no hay algo reciente? —no puedo creer que no tenga algo más para mostrarme. —le pagaré lo que sea, pero necesito más que esto.

-Había una descripción parecida a la de ella, solo que había otro nombre en el expediente, pero no puede sacarlo, por lo que entendí fue acusada de incendio a una propiedad, pero esa joven despareció. —fruncí mi ceño mirándolo. —eso fue en Italia, en un almacén, si mal no recuerdo.

-¿Italia? ¿De causalidad venía el nombre del que denunció eso? —él asintió sacando una libreta. —le apuesto lo que quiera a que se llama Antonio Bradley... —me miró confundido y asintió despacio después de leer su libreta.

-Sí, es él, ¿cómo lo sabía? ¿acaso ustedes se conocen? —preguntó anotando algo en su libreta. — está es la dirección del departamento en la playa, mi consejo es que no vaya, me encargaré de ir en esta semana, así que no se preocupe por eso. —se levantó estirando su mano hacia mí y la estreché al ponerme de pie. —otra cosa muy importante, usted y yo no nos conocemos, los tipos que me golpearon podrían intentar hacerle daño, le sugiero que salga por la parte de atrás después de que me vaya y no me contacte, yo le llamaré en cuanto tenga algo.

-Lo que diga, muchas gracias. —no estoy contento con la poca información que me dio, pero eso es mejor que nada, ¿cierto? Solo espero que esto valga la pena. Decidí comprar algo de desayunar antes de salir de la cafetería y subir a mi auto conduciendo hacia la casa, espero que Emily no se encuentre allí. Por suerte al llegar el auto de Emily no estaba en la entrada, así que por lo menos tendré unos minutos de descanso antes de irme a trabajar, aunque ya pasan de las ocho, odio llegar tarde, pero ya ni siquiera me reconozco, no queda nada de quien solía ser...

Atado a ti por siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora