CAPÍTULO 51: Una noche increíble II (+18)

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Ambos estábamos en la cama, la tenía abrazada de la cintura acariciando suavemente su vientre con la yema de mis dedos, mordí su piel antes de apoyar mi mentón en su hombro haciendo que ella pegará más su espalda a mi pecho. Sonreí al escucharla suspirar y sentir su mano sobre la mía, levanté un poco mi cabeza para mirarla mejor.

-Me hubiera encantado estar contigo durante el embarazo, estoy seguro de que te veías preciosa con tu vientre abultado. —sus ojos estaban cerrados y sonrió. —me da un poco de tristeza no haber estado durante tu embarazo ni en los primeros días de vida de Mateo.

-Yo estuve en coma casi todo el embarazo así que tampoco disfruté de eso, pero el dolor del parto sí que lo sentí, fue lo que me ayudó a despertar y fue algo difícil verlo en la incubadora, pero ahora está muy bien, ambos estamos con él. —giró un poco su rostro mirándome y acaricié su mejilla asintiendo despacio.

-Sí, tienes razón, quizá después tengamos otro hijo. —sonreí viendo cómo se sentaba en la cama cubriéndose con las sábanas. — ¿Por qué te cubres? Creo que ya te vi hasta los pecados.

-Que tonto eres. —ella rio golpeándome el hombro suavemente. — ¿En serio quieres otro hijo? —asentí recargando mi espada en el respaldo de la cama. —claro podemos tener otro...si tú lo vas a parir porque yo ni loca vuelvo a pasar por eso. —reí negando divertido.

-Está bien, tu ganas lo hablaremos más adelante. —le quité la sábana y la sujeté de la cintura sentándola en mi regazo. —bésame, cariño. —ordené sobre sus labios subiendo mi mano en su nuca. Ella sonrió colocando sus manos en mis pectorales y se acercó rozando sus labios con los míos mientras acariciaba mi abdomen haciendo estremecer cuando bajó hasta mi pelvis. —dime lo que deseas... —relamí mis labios apretando su cadera con mi diestra.

-¿En serio quieres saberlo? —asentí mirándola sonreí subiendo mis manos a sus senos. —deseo...comida porque muero de hambre. —dejó un besó en mis labios mientras reía y quitó mis manos antes de levantarse mientras la observaba indignado.

*Narra Anahí*

Matt me tomó de la cintura tirándome a la cama subiendo encima de mí, reí intentando levantarme de nuevo, pero colocó mis manos sobre mi cabeza impidiendo que me moviera y lo miré levantando una ceja.

-¡Matt! Quiero darme una ducha e iré a preparar la comida. —él abrió mis piernas con su mano libre y mordí mi labio mirando cómo se acomoda entre ellas. — ¿No piensas dejar que me levante?

-Definitivamente no, ahora que te tengo no dejaré ir nunca. —sonreí cerrando mis ojos al sentir su mano acariciar mi mejilla. —me gustas mucho. —al escucharlo lo miré sonrojada y negué despacio mordiendo mi labio. —de verdad me gustas, me encantas, más cuando estás ruborizada.

-Y tú me gustas demasiado. —relamí mis labios mirándolo y suspiré negando despacio. —sabes...me da miedo esto porque siempre me pasa algo después, atraigo lo malo por alguna extraña razón.

-No lo hagas...no llenes tu cabeza de esos pensamientos, no pasará nada malo y si llega a pasar no tiene nada que ver con lo feliz que puedes llegar a estar. —asentí enredando mis piernas en sus caderas acercándome más a mí haciéndolo sonreír. —anda ve a ducharte, por esta vez te dejaré salir de mis brazos.

-¿Quieres ducharte conmigo? —él se levantó de inmediato cargándome. —lo tomaré cómo un sí. —sonreí pasando mis brazos alrededor de su cuello mientras me llevaba al baño. Al entrar en la ducha me bajó con cuidado y abrió la llave dejando que el agua cayera en mi cuerpo.

-Siempre querré ducharme contigo, así que no hay necesidad de preguntar. —sonreí mirando cómo tomaba la esponja colocándole jabón líquido, pasándola suavemente por mi cuerpo y mordí mi labio girándome cuando me lo pidió, sentí un beso justo en la cicatriz de la bala en mi espalda, fruncí mi ceño levemente girando mi cabeza para mirarlo, pero él solo me sonrió enjabonando mi cuerpo. Al terminar de ducharnos y vestirnos ambos bajamos a la cocina para preparar la comida.

La tarde que pasamos juntos fue bastante linda, porque después de comer salimos a recorrer el lugar, es bastante grande, lleno de árboles, es acogedor, en fin, ahora los dos estamos acostados en la cama abrazados ya que pasa de la medianoche, pero creo no puedo dormir, me hace falta Mateo, aunque a llamé hace rato para saber si todo estaba bien.

-Me da curiosidad ver tu fondo de pantalla. —sonreí al escuchar a Matt y sentir como me apegaba más a él. — ¿Me lo enseñas? —preguntó mirándome emocionado. —déjame ver, por favor.

-¿En serio? Si, pero enséñame el tuyo. —me acomodé boca arriba mostrándole mi fondo de pantalla. —es mi bebé.

-¿Tu bebé? Pero es un auto. —me miró frunciendo su ceño reí encogiéndome de hombros. —este es el mío...lo tengo desde hace tiempo, aunque me gustarían más fotos nuevas. —lo miré confundida y cuando me lo mostró mordí mi labio sujetando su celular mirando mejor la foto.

-Es la foto de nuestra boda... —murmuré sentándome en la cama suspirando. —es lindo que la tengas. —se sentó a mi lado besando mi mejilla. —hace tiempo que no la veía...nos veíamos bien.

-Ahora dime, ¿por qué el auto es tu bebé? Creí que te referías a Mateo. —sonreí mirándolo y le entregué su celular. —además si quieres podemos tomarnos más fotos, no soy mucho de eso, pero si me gustaría tener más contigo.

-El auto es mi bebé porque lo arreglé durante mucho tiempo hasta dejarlo cómo quería, pero...al final lo perdí, solo tengo algunas fotos cómo recuerdo. —me encogí de hombros recordando el accidente de hace un poco más de un año. —el auto quedó inservible y tenía otro, pero se lo deje a Tato cómo regalo, así que ahora tengo que comprarme un auto más seguro por Mateo. —abrí la cámara de mi celular apegándome más a él diciéndole que sonriera. Después de tomar algunas fotos nos acostamos y apoyé mi cabeza en su pecho cerrando mis ojos al sentir un beso en mi frente.

Cuando desperté revisé mi celular frunciendo mi ceño al ver un mensaje de papá, decía que tenía que ir directo a la nueva casa que compró porque me estaría esperando para hablar de algo importante. No puedo creer que se saliera del hospital de nuevo...ese hombre es más terco que yo...en fin, me levanté rápido buscando la maleta y al encontrarla me cambié.

-Buenos días, el desayuno está listo. —al terminar de vestirme bajé a la cocina y me acerqué a él besando sus labios. — ¿Pasa algo? Lo digo porque pareces angustiada.

-Buenos días, pues...no lo sé papá me pidió ir a verlo, me envió la dirección de su nueva casa y me preocupa que saliera del hospital, pero es tan terco. —él me miro levantando su ceja. — ¿qué? ¿por qué me miras así?

-Porque hace tiempo recuerdo a una secretaria que no quería ir al hospital y cuando fue llevada a la fuerza se rehusó a descansar para seguir trabajando. —fruncí mi ceño haciendo una mueca. — ¿no iremos de una vez o después de desayunar?

-No soy terca solo...ash...olvídalo, vamos a desayunar y luego nos vamos. —rodé mis ojos al escucharlo reír. — ¿Qué hiciste de desayunar? —pregunté mientras caminamos al comedor.

Después del desayuno subimos al auto rumbo hacia la casa de papá, durante todo el camino Matt no soltó mi mano, fue extraño digo...aun no me acostumbro a las muestras de afecto, no es que no me gusten, al contrario, me gustan, pero no se demostrarlo, a veces odio tanto ser así. Al llegar a la casa salí del auto esperando a Matt y cuando se acercó sujetó mi mano.

-¿Crees que puedas esperar en la habitación con Mateo? —le pregunté caminando a la puerta y toqué el timbre. —papá me dijo que estaba aquí.

-Sí, no te preocupes, entiendo que es algo...de familia. —lo miré frunciendo mi ceño y la puerta se abrió. —hola Jasón. —lo saludo, pero se veía bastante molesto.

-Tu eres parte de la familia y lo más seguro es que se trate de trabajo, así que por eso lo digo. —al entrar fruncí mi ceño ya que no había nadie en la sala. — ¿qué está pasando? ¿por qué tienes esa cara?

-Ya lo verás, lo llevaré con el enano, espera aquí. —dijo Jasón haciéndole una señal a Matt para que lo siguiera, no tardó mucho en bajar y me miró haciendo una mueca. —Richard está en el jardín, no quiere que destruyas nada. —lo miré mientras lo seguía, estoy segura de que es algo malo, él nunca le dice Richard a menos que estemos trabajando o se enoje con él.

-¿Por qué rompería algo? —fruncí mi ceño y alver a todos reunidos los miré confundida. — ¿Qué está pasando aquí? ¿Por quéesas caras? —al acercarme más apreté mi puño molesto. — ¿Tú? ¿Qué mi*rda haceaquí? 

Atado a ti por siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora