CAPÍTULO 28: ¿Mi madre?

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-Ann...dame a Mateo, estás pálida, ¿te encuentras bien? —escuchaba la voz de Carmen a lo lejos, pero ella estaba a mi lado y cargué a Mateo. —creo que lo mejor será ir a casa.

-Sí...siento arruinar el día. —murmuré limpiando mis mejillas saliendo del lugar, Carmen se subió conmigo en el auto mientras los chicos se iban en el otro. Ella condujo hasta llegar a la casa y yo llevaba a Mateo en brazos.

Cuando llegamos Carmen se quedó con los chicos y Mateo en la sala mientras yo subí a la habitación encerrándome en ella. Me acosté en la cama boca abajo hundiendo mi rostro en ella, un dolor en mi pecho se hizo presenté y mis lágrimas comenzaron a salir sin poder detenerlas, mi llanto comenzó a ser más fuerte, abracé la almohada aferrándome a ella al sentir que acariciaron mi espalda.

-Enana...trata de calmarte, no te hace bien que te pongas así. —la voz de Diablo me hizo levantar un poco la cabeza para mirarlo mejor. —tienes que estar tranquila, ¿quieres una pastilla?

-¿Por qué? ¿Por qué tengo que calmarme? ¿Por qué tengo que ser yo quién se tragué todo lo que siente? Solo quiero tener una vida normal... ¿Crees que no me odio? A veces no entiendo porque soy así, porque me pasa esto a mí, es tan jodido estar tan acostumbrada a no demostrar lo que siento que cuando quiero hacerlo no puedo, me he callado tanto y me he prohibido demasiado tiempo el sentir algo que ahora no sé qué pensar o sentir, no sé si me duele o me da igual...pero la tristeza está...me consume, ella se supone que debió de cuidarme en mi niñez, una parte de mí solo pensó que se fuera al diablo, nunca la necesite, pero la otra parte de mi quería ir detrás de ella y preguntarle por qué me dejó con él, pero no pude, tengo miedo de permitirme sentir algo por alguien que me falló o me va a fallar.

-Tu vida no ha sido fácil, tampoco tu trabajo y es normal, has sufrido mucho, solo debes tratar de tener tranquilidad, enfocarte en ti y en Mateo...olvídate de todo. —suspiré sentándome en la cama limpiando mis mejillas.

-Sí sufrí hace mucho tiempo y me siento estúp*da de no poder superarlo...que me vean con lastima o que piensen que me hago la víctima y uso lo que me pasó cómo excusa para hacer lo que hago o cómo soy, pero...es más fuerte que yo ese maldito sentimiento de...ni siquiera sé que mi*rda siento. —pasé mis manos por mi rostro frustrada. — ¿Sabes lo peor de todo? Esa mujer dijo que estaba muerta...de suegro le mintió a su amante para no cargar conmigo o tal vez ambos se pusieron de acuerdo para mentirle a los demás y tener su vida perfecta.

-Ann ya deja de hacerte esas ideas en la cabeza, ¿no te has puesto a pensar que tal vez y solo tal vez Joel mintió para hacerte daño y no la buscarás? —me dijo Diablo tomándome de las manos. —lo que debes de hacer en lugar de crearte historias es hablar con ella, que te diga en la cara que te abandonó o que Joel mintió.

-Pero...tengo miedo de que sea verdad, algo me dice que lo es...no fui suficiente ni para mi propia madre... —murmuré desviando la mirada. —ni siquiera debería importarme el no serlo. —gruñí apretando mi mano en un puño.

-No te hagas eso, no te culpes ni te hagas menos, si ella decidió alejarse de ti ella perdió no tú, tienes una familia que te ama. —asentí despacio suspirando y lo abracé con fuerza. —todo estará bien.

-No sé desde cuando te volviste tan así, pero me gusta...gracias por ser parte mi familia. —besé su mejilla y me acosté a su lado. —por cierto...necesito que me pongas al tanto de cómo va tu situación sentimental. —lo miré moviendo mis cejas y se acomodó a mi lado.

-No tienes que agradecer, boba. —apretó mi mejilla e hice una mueca. —ahora dime... ¿Por qué quieres saber sobre eso? Sé que algo estás tramando, enana. —sonreí levemente encogiéndome de hombros.

-Porque quiero saber, tengo todo el derecho de preguntar por si alguien se atreve a romperte el corazón. —en parte eso es cierto, si alguien le hace daño le romperé la cara. —anda suelta el chisme.

-Uhm...bueno, no estuve ni estoy en una relación seria, tampoco he tenido tiempo para salir con alguien, el trabajo ha sido pesado desde hace unos meses, pero estamos saliendo adelante así que tal vez después pueda darme el tiempo para eso. —asentí despacio al escucharlo y sonreí mordiendo mi labio.

-Eso es bueno, pero ahora no te puedo explicar por qué. —reí al ver que me miró confundido frunciendo el ceño y la puerta se abrió de repente. —será bueno para ti, tenlo por seguro.

-Perdón que interrumpa, pero este pequeño tiene hambre y no deja de llorar. —me senté en la cama para cargar a Mateo. —ah...otra cosa que no sé si te va a gustar, Matt le insistió tanto a Jasón que le dijera en dónde estabas así que...lo más seguro es que llegue está noche.

-Estoy pensando seriamente en coserle la boca a Jasón o aventarlo de las escaleras, lo que pase primero me hará feliz. —bufé mirándola. —no tengo ganas de verlo por ahora... ¿Diablo crees que puedas guardar todas las cosas en tu auto para que me lleves a la casa del lago? ¿O la vendieron?

-Claro, no te preocupes por eso, nosotros nos encargamos. —dijo poniéndose de pie. —no, a veces vamos los fines de semana, esa sigue siendo tu casa y te callas. —besó mi frente al igual que la de Mateo y antes de salir tomó las maletas que estaban en la habitación.

-Gracias, en cuanto se duerma les ayudo. —murmuré mirándolos y en cuanto salieron de la habitación le di de comer a Mateo mientras lo arrullaba.

Una vez que Mateo se quedó dormido lo acosté en la cama colocando almohadas a su alrededor y bajé rápido para ayudarles, pero ya habían guardado todo, así que regresé a la habitación no sin antes tomar un plato con espagueti de queso con milanesa de res que hizo Carmen mientras los chicos guardaban todo. Al entrar a la habitación encendí la televisión con el volumen bajo colocando la primera serie que me apreció y comencé a comer, muero de hambre, debí traerme dos platos.

Después de que todos acabamos de comer nos subimos al auto de Diablo, él comenzó a conducir hacia la casa del lago, durante el viaje ellos iban platicando y yo solo iba mirando por la ventana suspirando de vez en cuando, creo que lo único que necesito en estos momentos es un abrazo de Matt, aunque no me guste admitirlo, no sé si ese hombre me está cambiando para bien o para mal...

Atado a ti por siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora