34. Competencia

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Alex

Nunca he superado el sentimiento que corre por mis venas luego de que las luces rojas se apagan. Es como si todo alrededor desapareciera y solo estuviéramos el tablero, la pista y yo.

De todas formas, hoy no me siento con el ánimo suficiente para poder hacer esta carrera, pero debo ganar. Aún resuenan las palabras de Luna en mi mente. No estoy enamorada de ti.

No quiero tener un mal resultado, de todas maneras, pero tampoco estoy emocionado por cualquier resultado. Solo necesito callar mi mente y lo único que la calla es el sonido de los neumáticos en la pista.

Tengo el deseo de terminar la carrera pronto y volver a Boston. Debi disculparme con Luna. He sido un hijo de puta antes y ella no lo merecía. Ya no aguanto más no estar con ella.

Pero si ella no quiere verme, debo empezar entonces a acostumbrarme a vivir en la ciudad. O en cualquier parte del mundo donde pueda evitarla.

Solo a cinco segundos de salir, Grant y Dinei se adelantan. Estoy en tercer lugar, aunque he comenzado en segundo.

Tomo la primera curva con demasiada fuerza. Casi me estrello contra la línea. Estoy siendo un conductor al que no le importa morir.

— Tómalo con calma. —La voz de Dean suena en el casco.

Presiono los botones del tablero en mis manos y el motor ruge con fuerza. La segunda curva se aproxima y decido tomarla en el borde.

Es un movimiento arriesgado porque si no elijo el Centro puedo correr el riesgo de que Elijah, que va detrás, me pase pero parezco correr con suerte.

La adrenalina hace que el corazón en mi pecho se acelere. En este momento, solo somos yo y la pista. Uno solo. No puedo pensar en nada más.

— Tienes a Manson detrás de ti, Alex. —Dean suena preocupado.

Zigzagueo en medio de la recta para evitar que Manson me pase. Estoy tratando a toda costa de mantener mi posición en número tres.

Una curva se aproxima y Manson se pega demasiado al auto. Vamos neumático con neumático. Si uno de los dos hace un mal movimiento, podemos quedar atrapados o accidentarnos.

Pienso en las palabras que una vez Luna me dijo sobre matarme con sus propias manos si algo me pasa durante una carrera y me obligo a mi mismo a calmarme. Lo gracioso es que tengo miedo de que pueda cumplir sus palabras. Me mataría si la hiciera pasar por algo así.

Me entristece pensar que probablemente ya no le importe.

— Alex, se aproxima la curva. Debes separarte de Manson. —La voz de Dean resuena.

Estoy nervioso.

La temperatura parece haber subido dentro de este casco.

Manson no quiere ser el que se aleje, pero yo tampoco quiero dejarlo pasar.

Me arriesgo y acelero, pero Manson golpea el auto levemente con los neumáticos.

Manson se sale de la pista justo antes de entrar a la curva. Tengo que aferrarme al tablero para no perder el control y tomo la curva muy abierta.

Momentos como estos me hacen ver que no le tengo miedo a la muerte.

Resoplo.

Estoy perdiendo potencia cuando salgo de la curva.

— Algo anda mal con el auto, Dean —advierto en el micrófono—. Estoy perdiendo potencia.

— Sí, estamos viendo qué pasa.

La pareja perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora