Luna
Aun sigo aturdida por lo que acaba de pasar con Alexander, pero le he pedido que seamos amigos y ha estado bien. De todas maneras, él no está seguro de sus sentimientos aunque yo estoy totalmente confundida acerca de los míos, por eso no puedo juzgarlo.
Me confesó que estaba enamorado de mí. Aún el corazón me late desbocado de pensarlo. Es algo que nunca imaginé saliendo de los labios de Alex y de todas formas lo dijo como un pedazo de cuento de hadas.
Había escuchado a dos hombres antes de Alexander haberme dicho que estaban enamorados de mi pero ninguno de ellos se sintió como este, aunque no fuera real.
— ¿Qué fue lo qué pasó entre ustedes? —Amanda me hala del brazo y me lleva hasta la mesa de los comestibles para que podamos hablar en privado.
— Me dijo... —me quedo callada de repente. No estoy segura de si debería repetir lo que Alex ha confesado.
Por otro lado, los grandes ojos de Amanda me miran con una expresión de curiosidad enorme y sé que tengo que desahogarme con ella. Es la única a la que puedo confesarle lo que ha pasado.
— Alex me dijo que creía que estaba enamorado de mí.
Amanda retrocede un paso por la impresión y luego vuelve a acercarse. Su mirada totalmente fija en mí.
– ¿Que le dijiste?
Empiezo a jugar con mis manos.
Amanda coloca una mano sobre mi hombro.
— Le dije que tal vez piense eso porque me besó y la impresión y todo eso...
Amanda se ríe.
— ¡Estás estúpida! —Sus carcajadas son escandalosas—. ¡Alex está enamorado de ti, Luna! ¡Está enamorado de ti!
Su voz es baja pero su intención es recalcar las palabras.
— Alex no está enamorado de mí, Amanda. Solo cree estarlo porque cree que eso es lo que quiero escuchar.
— ¿Esas fueron sus palabras?
— Esas son las palabras que escucharía si leyera su mente.
Amanda me mira como si he ingerido estupefacientes.
— ¿Ahora eres psíquica? ¿Puedo hacer una consulta para saber cuáles son los números de la lotería o algo que sea útil al menos?
Me mira con ironía, mis mejillas arden de vergüenza.
— Créeme, Amanda. Alexander no está enamorado de mí, solo cree estarlo.
Amanda me da una sonrisa de medio lado.
— ¿Estás tratando de convencerme o convencerte a ti misma?
En ese momento, Ali y los padres de Alex interrumpen nuestra conversación y se acercan a la mesa de los comestibles.
Alyssa le pide a todos que se reúnan para cantarle cumpleaños a Alexander.
El cumpleañero camina vacilante pero su expresión no es de felicidad. Me pregunto si tiene algo que ver conmigo. Sus ojos se encuentran con los míos, pero contrario que otras veces, no me sonríe. Sino que su mirada refleja preocupación.
Le aplaudo y le doy una sonrisa como que no ha pasado nada entre nosotros. Porque... somos amigos, ¿no? Es lo que fuimos, es lo que somos, es lo que siempre seremos.
Alyssa enciende el pastel y todos empezamos a cantar la canción de cumpleaños, la mirada de Alex es vacía. Duncan le coloca un gorro de ranchero y bromea acerca de que no existen gorros de cumpleaños porque este es un cumpleaños de adultos. Y mi corazón se enciende.
Alex le sonríe por la ocurrencia y me pregunto ¿qué pasará cuando algún día sus sonrisas no sean dedicadas a personas específicas? Cuando exista una mujer que no sea yo que le haga sonreír hasta el tope de sus mejillas y le haga reír hasta que le salten las lágrimas. ¿Qué pasará conmigo entonces?
Trato de animarme a mi misma y me digo que seremos amigos, que siempre seguiremos siendo amigos pero la realidad es que no estoy tan segura. Porque, siendo claros, ¿qué mujer querría que su novio tenga una mejor amiga con la que viva todo el tiempo como suela de zapato?
La canción de cumpleaños termina.
Trent, Eduardo y Vincent cargan a Alexander y empiezan a vitorearlo. Luego Duncan le estampa un pedazo de pastel en la cara que Alyssa acaba de cortar.
Me rio.
Alex me mira en ese momento desde arriba y su mirada parece llenar mi alma. Me pregunto si de verdad podría sentir aquello, me pregunto que es que lo que yo siento y más que nada, me pregunto... ¿cuando volveré a besarlo de nuevo?
En algún punto, lo dejan en el suelo y Alex se acerca a mí con la cara llena de pastel de chocolate relleno de dulce de leche. Le paso una dedo por la nariz y remuevo el pastel, me lo llevo a la boca. Alexander sonríe.
— Es el mejor pastel del mundo. —Sonrío cuando él se ríe.
— Nada se compara.
— Me alegra saberlo.
Alexander me da una mirada profunda.
— Gracias por todo, Luna.
— ¿Por qué? Alyssa fue quien planeó todo.
Asiente.
— Te creo que Alyssa llamó a toda esta gente, pero sé que tuviste algo que ver. Me hubiera dado igual si lo pasaba en mi habitación con un trozo de pastel que si me hubieran hecho esta fiesta. Me cantaron en el Speedway antes de venir.
— ¿Por eso tardaste?
— Tardé porque estuve muy triste sin ti. Y no tiene sentido pasar esta fecha sin ti.
— Mañana es tu cumpleaños Alex, no es una fecha cualquiera. Además, dijiste que te daba igual cómo la pasaras.
— El cómo sí. El «con quién» es distinto.
Alex me da una mirada fijamente. Sus mejillas y sus pestañas están cubiertas de pastel y sin embargo sus ojos observan con los míos con ternura.
— Siempre que estes tú Luna, me da igual lo que haga.
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La pareja perfecta
ChickLitLuna Hill es una escritora frustrada que tiene seis meses buscando la inspiración sin encontrarla. Su publicista le da un último aviso de que debe entregar un nuevo libro en tres meses o deberá terminar el contrato. La famosa promesa de la Fórmula...