6. Listas

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Luna

Todavía sigo enojada cuando llego a casa pasadas las seis.

De verdad no puedo creer que Alex haya dicho una tontería como esa. Está disminuyendo mi capacidad creativa y la está enfocando en algo tan superficial como conseguir una pareja simplemente para «inspirarme». Si hubiera querido tener una pareja, ya la habría tenido pero me siento mejor soltera.

En especial, porque mis últimos dos novios habían roto conmigo por la misma razón. Según ellos, no podían estar con alguien que ya tenía una relación y se referían a Alex. Decían que no había forma de competir con un muchacho que hacía carreras de manera profesional. Y yo no soportaba la idea de tener que elegir porque siempre elegía a Alex. Así que simplemente decidí quedarme soltera.

Sopeso lo que Alex me dijo.

Me pregunto: ¿de verdad necesito involucrarme románticamente con alguien para que la inspiración vuelva a mí?

Mi mamá me encuentra sentada en sofá, sus ojos se pasean con curiosidad. No puedo ocultar la molestia que siento, tal vez por eso me mira tan raro.

— ¿Discutiste con Alex? —pregunta con cautela.

Bufo y me cruzo de brazos.

Estoy consciente de que es una actitud infantil pero a veces creo que es la mejor manera de abordar las cosas.

— Sí —respondo.

— ¿Y por qué?

Se sienta en el sofá conmigo. Parece estar sorprendida.

— Porque el muy idiota dice que la razón por la que no estoy inspirada es porque me falta romance real en mi vida. —Mi mamá levanta las cejas con humor.

— Bueno, mi vida, no es que eso no sea totalmente cierto.

Resoplo enojada.

— ¿Es en serio, mamá? ¿Tú también?

El enojo se apodera de mí. Un mechón de pelo cae por mi frente. Mi mamá lo aparta tras mi oreja con delicadeza.

— Hija mía, a veces simplemente tienes que detenerte a pensar. Soltar el orgullo y entender lo que te dicen como consejo. —Mi madre me mira con ojos comprensivos.

— Pero está insinuando que mi capacidad creativa no es buena.

— ¿Dijo eso con esas palabras exactas?

Me detengo a pensar unos minutos.

Claro que no.

No —le digo derrotada.

— Entonces, ¿qué te enoja?

Me cruzo de brazos.

Ni siquiera estoy muy segura por qué mi nivel de enojo es tan elevado.

Mamá me acaricia el pelo con suavidad.

— ¿Puedo decirte mi idea? —pregunta.

La miro a los ojos, aquellos ojos marrones que me observan con sabiduría.

— Creo que estás enojada porque las palabras vinieron de Alex, no por el contenido de las palabras en sí.

La miro con nerviosismo.

— ¿Qué quieres decir, mamá?

Me da una sonrisa amplia.

— Eres muy inteligente, Luna. En cualquier momento averiguarás lo que quiero decir. —Se para y se dirige a la cocina.

No entiendo las palabras de mamá.

Da igual que hubiera sido la señora de los gatos que vive en la casa de enfrente, me hubieran dolido igual las palabras.

¿Cierto?

Reflexiono un poco sobre eso.

Tal vez no.

Tal vez simplemente me duele que haya sido mi mejor amigo.

Tal vez es simplemente que haya sido Alex.

Tal vez, solo tal vez, me duele que él parezca inalterado mientras yo estoy todavía repasando sus palabras.

No tengo tiempo, debo poner en marcha el plan de crear la lista de cualidades para el hombre perfecto que planeo conseguir y restregarle en la cara a Alex. Es decir, las cualidades para mi futuro novio.

Soy buena creando listas de cualidades porque las uso con mis personajes.

Marco los números de mi mejor amiga que también resulta ser mi prima.

— Tengo Happy Brownies, Mary Jane y Brown Sugar. ¿Cuál quieres? —Habla con voz grave cuando contesta el teléfono.

— ¿Es en serio, Amanda? —Me rio con fuerza.

— No, bueno depende —baja su voz—. ¿Estás al lado de la policía?

— No. —Me escandalizo.

— Entonces, no, no tengo. Pero podría conseguirte —dice sugerente—, si eso es lo que quieres. No juzgo.

Ruedo los ojos.

— Ya deja de decir disparates, ¿qué haces bruja?

— La verdad es que estoy aburrida como una costra. ¿Tienes algo divertido para hacer?

— Estaba esperando que tú propongas la diversión. Necesito que me ayudes a encontrar a una persona.

— ¿Necesito entrar en modo hacker?

Mis labios se curvan en una sonrisa.

— No exactamente, la persona en cuestión no existe.

— No puedo sacar a la vida uno de tus personajes literarios favoritos, Luna. Ya hemos hablado de esto.

En realidad, sí habíamos hablado de eso.

Muevo mi cabeza de un lado a otro.

— Iré al grano —suspiro—. El idiota de Alex me dijo que tengo que encontrar romance en mi vida y he hecho una lista de las cualidades que estoy buscando en una persona, así que necesito conocer gente.

Se queda en silencio.

— ¿Estás ahí? —pregunto.

— Pero ¿por qué? —dice en un susurro.

— ¿Por qué, qué?

— ¿En serio estás buscando una persona solo para demostrarle a Alex que puedes conseguirla?

Asiento como si estuviera frente a ella. Me doy cuenta de que soy una tonta porque no hay forma en que pueda verme.

Carraspeo y luego afirmo con la voz.

— De verdad que hay que escuchar cosas —se ríe—. Eso no tiene sentido, vas a buscar y buscar y buscar y no encontrarás.

— ¿Por qué?

— ¿De verdad no lo sabes? —Su voz suena incrédula, se ríe cuando me quedo en silencio—. Da igual, yo te ayudo. Salimos hoy, lleva la lista.

— Trato hecho.

La pareja perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora