Luna
Max es divertido y tiene ojos verdes. Además, su cabello es negro y lacio. Siempre está sonriendo y es absolutamente encantador. Y también tiene ese toque de picardía en los ojos que lo hace un candidato perfecto.
Sin embargo, no puedo evitar compararlo con Alex. Porque a pesar de que he salido ya por tres dias seguidos con Max —todo tiene que ver con ideas de Amanda—, he resaltado todas las diferencias que tiene con el único hombre que ha sido constante en mi vida aparte de mi papá y mi hermano.
Alex tiene el pelo rizado y castaño, Alex tiene los ojos que se pierden entre el ámbar y la miel. Alex es serio pero siempre se está riendo alrededor mío. Alex no dice frases ingeniosas, nunca trata de impresionar a nadie y sin embargo, siempre lo consigue. Alex siempre me está cuidando. Alex nunca es pícaro, excepto esa vez cuando me besó pero luego me dijo que sentía algo por mi. Y Alex es absolutamente la mitad más sensata.
— Te perdiste en tus pensamientos de nuevo.
Max me da una sonrisa de campeón. Digna de salir en la portada de alguna revista deportiva algún día.
— Lo siento. ¿Qué decías?
— Te estaba comentando que esta semana estaré en las pruebas para la Fórmula 1 y creo que tengo un buen posicionamiento. Además, yo...
Y Alex jamás hablaba de sí mismo a menos de que le preguntara particularmente de algo sobre su vida.
Extraño a Alex.
Me levanto los pedazos y coloco una sonrisa en mi rostro. Escucho a Max atentamente en su monólogo acerca de los próximos pasos en su ascenso hacia la F1 y debo estar demasiado distraída porque no doy crédito a lo que estoy escuchando.
Parpadeo confundida. Max me sonríe.
— ¿Qué dijiste?
— Que me gustas y eres hermosa cuando estás concentrada mirándome o escuchándome y estoy hablando demasiado ahora mismo, pero no pareces quejarte.
Sonrío tratando de calmarlo.
— Eres muy directo.
— Siento que no debería perder el tiempo con una mujer tan increíble como lo eres tú.
Me sonrojo.
— Y también pareces decir las cosas correctas.
Parpadeo confundida.
¿Por qué se me hace tan fácil aceptar que le gusto a Max y no a Alexander? No puedo pensar en eso.
Amanda se acerca con las bolsas de palomitas junto a Michael, el chico del pelo azul que ahora lo tiene verde. Michael me saluda y me observa confundido.
— ¿Alex no vino?
Max le da una mirada y Amanda me observa.
Sonrío con tristeza.
— Está en Francia.
No abundo más acerca de lo que está pasando por mi mente y entramos en la sala de cine.
Sigo pensando en Alexander y me pregunto cómo le ha ido en las prácticas de la pista, o en general qué tal Francia. Seguro ya ha visto la Torre Eiffel y si...
Mi celular parpadea.
Es una fotografía desde el número de Alexander. Sostengo mi aliento.
No hay un solo mensaje escrito.
Solo se ve la Torre Eiffel alumbrando brillante en el fondo, el pulgar de Alex y el cielo estrellado. Es la fotografía más hermosa que he visto.
Retengo mis lágrimas.
Aún estando enojado conmigo sabe las cosas que me llenan el alma. Quiero llorar. No puedo responderle.
— ¿Estás bien? —me pregunta Max.
— Sí, todo bien.
Me repongo y guardo el teléfono en la cartera. No puedo contestarle porque no puedo perdonar lo que ha hecho.
Me siento junto a Max en el asiento que está reservado para la película. Trato de concentrarme en la comedia que se presenta en la pantalla grande, pero la realidad es que no lo consigo.
Pienso en la fotografía de la Torre Eiffel y retengo el aliento. No sé qué estará pasando por su mente esta noche pero no quiero que se disculpe. He podido sobrevivir y creo que seguiré sobreviviendo aún cuando no sea suficiente.
Max pasa su mano por mi hombro y me tenso como si estuviera haciendo algo malo, pero luego me relajo y decido no prestarle atención a estos nuevos sentimientos.
Lo superaré.
Superare el hecho de que Alexander haya decidido dejarme de lado solo porque no entiende sus sentimientos.
Lo conozco demasiado como para saber que el enojo ya se le ha pasado, pero también reconozco lo terco que es y querrá seguir hablándome de sus nuevos sentimientos y yo no se si yo soporte escucharlo, así que es mejor que estemos como estamos, cada uno por su lado.
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La pareja perfecta
ChickLitLuna Hill es una escritora frustrada que tiene seis meses buscando la inspiración sin encontrarla. Su publicista le da un último aviso de que debe entregar un nuevo libro en tres meses o deberá terminar el contrato. La famosa promesa de la Fórmula...