La pareja perfecta

16. Errores

Luna

La cara de Alex se ha vuelto una pasa arrugada cuando Amanda y yo empezamos a hablarle de Max y nuestro encuentro. Además, cuando le menciono lo del número, resopla como si estuviera enojado.

Estamos caminando al estacionamiento hasta su auto.

No entiendo a Alexander, de verdad.

Es quien me recomienda que busque romance en mi vida y cuando tengo una historia que ha empezado bien, entonces se porta como un cretino.

Lo que yo debería pensar es en las palabras de Amanda, pero no quiero pensar en ello. No quiero pensar en ello porque no siento que mi amistad con Alex haga que mis estándares sean demasiado altos.

Solo es guapo, pero luego tiene mal genio. Justo como ahora.

Nunca contigo.

Tengo que dejar de discutir con la voz de mi cabeza.

Alex nunca tiene tiempo, es un piloto de carreras.

Siempre tiene tiempo para ti.

Maldita subsconciencia.

Alex es demasiado privado con su vida, no se abre a nadie.

A nadie más que a ti.

Esta bien, Alexander no tiene malas cualidades. De hecho, podría ser casi perfecto.

Es guapo, no bebe, no tiene ningún tipo de vicios secretos, es enfocado en su carrera profesional, es detallista y siempre tiene buena memoria para recordar las fechas importantes. Es prácticamente perfecto.

Excepto que es tu mejor amigo, Luna, y no debes pensar en eso.

Como sea, sirve de inspiración para mis personajes de novela. A quien por cierto, no le he mencionado que ya he hecho un avance con Brooke y Elliott.

Quizás se le quite el enojo si lo hago.

— Alex —me da una mirada. Sus ojos color miel se concentran en mí.

— Si vas a hablarme de nuevo del tal Max, mejor no me digas nada.

Resoplo.

Sigo sin entender su molestia, pero sonrío.

— Alex, el hecho de que potencialmente quiera salir con alguien, no quiere decir que vaya a dejar de ser tu amiga. Además, de verdad es cierto lo que dijiste sobre mi falta de interés romántico.

— Tú malinterpretaste todo.

— Entonces, ¿que quisiste decir?

Se queda en silencio mirándome fijamente.

— ¿Ves, Alexander King? Estoy seguro de que quisiste decir lo que dijiste, pero ahora te sientes celoso.

— ¿Por qué piensas que estoy celoso? —me pregunta, colocando su bulto encima del capó de su auto.

— Alex, porque soy tu mejor amiga, porque nos conocemos desde los seis años, porque cada vez que he estado en pareja siempre actúas de esa manera tan rara.