Capítulo 32

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Rebeca

Los labios de Liam se están moviendo sobre los míos.

No se que hacer... ¿¡QUE HAGO?!

Estoy empezando a entrar en crisis cuando muevo mis labios y se complementan con los de el.

Con su mano toma mi mejilla y traza pequeños círculos en ella. Cierro los ojos y me ordeno disfrutar el momento.

Los labios de Liam son suaves y se mueven con decisión.

No sé cuánto tiempo pasa, pero escucho como el seguro del auto se abre y empujó a Liam al asiento trasero, esté cae desconcertado pero se acomoda al ver que entra Edward.

–¿Tarde mucho?

–Para nada -digo rápidamente mientras busco la cámara de mi celular.

Y efectivamente... estoy roja y con los labios medio hinchados.

Edward arranca el auto y empieza a contarnos sobre su día a día, tuvimos que parar por la cola de autos que teníamos adelante, así que decido preguntarle:

–¿Te gusta la señorita Valeria Moya?

-El se sonroja- N-No.

–Sabes que a mi no puedes mentirme primito... te gusta, admítelo.

–Es atractiva, no puedo decir que me gusta porque no la conozco bien, pero si me atrae.

–Upaaaaa galánnn -golpeó su hombro.

–Ya deja de molestar -sonríe- ¿y a ti no te gusta nadie chiquita?

–Puede ser -sonrió con malicia y veo que reojo a Liam quien está sonriendo.

Llegamos a casa y tía Grace saluda a Liam con un abrazo y un sonoro beso en la mejilla.

–¡Liam! ¡Que alegría que vinieras!

–Lamento haber llegado así de imprevisto sin avisar.

–No te preocupes querido, Edward me escribió hace unos minutos para saber que venías.

Comimos entre charlas y risas, cuando todos terminamos de comer nos sentamos en el sofá, pero Edward se levanta y mira fijamente a Liam.

–Tu rubiecito -lo señala- ven conmigo que tenemos cosas de que hablar...

Liam traga saliva y se levanta.

–¡No lo espantes Edward! -grita Tía grace cuando ven que salen al jardín.

–¿Crees que lo amenace a muerte? -pregunta Alexander.

–Puede ser -responde Anthony.

–¡Oigan! -chilla Grace-, No sean así, a lo mejor solo quiere charlas hombre a hombre.

–Nosotros también somos hombres y no nos invitaron -defiende Alexander.

–Ustedes no son hombres... son mis niñitos -Tia Grace agarra las mejillas y Alexander y las aprieta con cuidado.

–¡Mami! -chilla y se ríe.

Sonrío con nostalgia al recordar esos momentos con mis padres. Bajo la cabeza con un nudo en el estómago y el escozor en los ojos, pero siento como se me tiran encima y me abrazan.

–Y tú también eres mi niñita -aclara Grace y me llena la cara de besos.

–¡Ay tía! -me rio- ¡me haces cosquillas!

Ella también se ríe y para, pero los otros dos diablitos se me montan encima y me abrazan. Uno por un costado y uno por el otro -parecían niños pequeños.

Viva pero muertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora