Capítulo 35

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Estoy en shock, no me muevo, no respiro, no parpadeo, no hago absolutamente nada.

Mi padre nunca me habló de un hermano, aunque, recordándolo bien, nunca hablo de su familia en concreto, así que si había posibilidades de que tuviera un hermano.

Salgo de mis pensamientos cuando veo algo anaranjado en la oscuridad.

Ay, se está quemando el edificio.

El fuego se expande poco a poco por el apartamento, así que salgo corriendo y bajo rápidamente las escaleras de incendio, hay muchas personas aglomeradas que están corriendo y se empujan, debo de tener cuidado.

Salgo del edificio y corro hasta el auto, me monto y arrancó alejándome poco a poco del lugar en llamas.

–Vaya, pensé que iba a tener que buscarte.

Grito y freno el auto de golpe, con la respiración acelerada volteo al asiento de copiloto y la veo ahí, con su hermosa sonrisa de diversión y con las manos alineadas debajo de su mentón.

–¡Estas loca! -gritó y ella respinga- ¡Debes dejar de hacer eso!

Ella me mira con una mirada triste y siento que la he arruinado hasta que ella empieza a carcajear y su risa me contagia.

–¡Ya! -digo entre risas- ¡no te rías.

–¡Tu también te estás riendo!

–¡Si pero debería estar molesto!

Duramos riéndonos unos minuto hasta que quedamos en un silencio nada incómodo.

–¿Como dormiste?

–No sabría como explicarte lo que sentí, fue extraño, llevaba mucho tiempo sin dormir y ya se me ha olvidado que se siente.

–¿Sentiste que estabas en las nubes y luego despertaste sin saber qué hora era o que había pasado?

–Si -ella sonríe.

–Bueno mi quería espectro, eso es lo que se siente dormir.

Ella se ríe y vuelvo a encender el auto para ir a casa.

–¿Como llegaste?

–Puedo teletransportarme.

–Vaya, ¿no nos puedes teletransportar a casa?

–No -se ríe- ¿que hacías ahí?

–Tenía que venir a revisar que tenía ese apartamento, pero no pude hacerlo ya que alguien me interceptó en el camino.

–Preguntaría si te lastimo, pero viendo esa marca supongo que si.

Toco mi cuello y siento un pequeño ardor en el.

—Eso dejará una cicatriz.

–¿Ves? Tengo marca de guerra.

-Ella se ríe y niega- Fue divertido quemar el edificio.

Espera... ¡¿QUE?!

–¿¡Fuiste tu?!

–Si, escuche a varias personas decir que eras el hijastro de Liam, así que tuve que quemar el edificio para que salieras.

–¿Como estabas tan segura de que no iba a morir?

–No sé, solo estaba segura.

Suspiro y dijo mi mirada en la carretera desolada.

–¿Pasó algo ahí? Estás extraño.

–¿Como extraño?

–Te siento extraño.

Viva pero muertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora