Capítulo 33

21 6 2
                                    

«Un mes después»

–¿Abrirás la carta?

–No lo sé, nunca me habían mandando una.

–Pues deberías.

Hace unas semanas una misteriosa carta llego, pero Miguel no la quería abrir.

Les daré un poco de contexto sobre este último mes.

1- Liam llego a casa diciendo que se había besado con Rebeca y que quería pedirle que fuera su novia de una forma muy romántica -quería morirme de amor.

2- El chico este misterioso resultó ser del pasado de Rebeca, y había intentado hablar con ella muchas veces, pero esta se negaba -no me da buena vibra, esto nadie lo sabe, pero el chico ha estado acosando un poco a Rebeca.

3- No han habido más noticias sobre Tyler, Miguel y yo hemos intentado descubrir para que es el papel, pero no hemos encontrado nada.

4- Edward -el primo de Rebeca- ha estado muy juntito con la profesora de arte.

5- Liam ha estado raro últimamente y no se despega de Rebeca, además, le han estado llegando mensajes raros de números desconocidos. Mensajes como: "aléjate de ella o me conocerás" "la pasaras muy mal Liam" "Abstente a las consecuencias" y cosas así.

6- Edward ha estado haciendo una investigación sobre el tema.

Y se me olvidaba, no es muy importante, pero Rebeca y Liam tienen pulseritas juntos, me encantan.

El día de hoy es viernes y Miguel tiene una fiesta, bueno, más bien, Liam lo obligo a ir a una fiesta.

–A ver galán, levántate que tienes una fiesta a la que asistir.

–No quiero ir, prefiero quedarme aquí leyendo contigo...

–Vamos Miguel -me sonrojo- tienes que hacer más amigos.

–No quiero más amigos, con los que tengo y contigo me bastan.

–Miguel, yo no voy a estar para siempre...

Me volteó a rebuscar en su armario que puede utilizar.

Nunca hemos hablado de ese tema... pero se que algún día pasará y tendré que irme.

–¿Quieres irte? -susurra.

–Claro que no -me volteó y lo observo- pero sabemos que no me puedo quedar aquí para siempre.

–¿Por qué no? -me mira como si fuera un niño pequeño al cual estuvieran contándole algo triste.

–Sabes que no puedo...

Nos quedamos mirando y el es quien rompe el contacto visual al levantarse e irse al baño.

Dios, que complicado es este chico.

Me recuesto en la cama mirando al techo. Me ponía triste pensar que en algún momento iba a tener que irme, antes me hubiese encantado hacerlo, pero ahora, que conocí a los chicos, no quiero irme...

Pasaron unos minutos y ya se estaba haciendo tarde, me levanto y grito para que Miguel me escuche.

–¡Oye mortal! ¡Se te hace tarde!

Como veo que nadie responde, decido arriesgarme u traspaso la puerta, pero para mi sorpresa no hay nadie.

¿Se fue?

Desconcertada, salgo de la habitación y pasó por la de Liam un segundo para fijarme que tampoco hasta, bajo las escaleras y al asomarme por la ventana que da a la calle, veo que no está el auto.

Viva pero muertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora