Capítulo 22

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Anthony

Primer día de clases... Tengo miedo, mucho miedo. Desde que volvimos del viaje con mamá este va hacer nuestro primer día en un lugar nuevo -y no soy como Alexander que se acopla fácil a un nuevo entorno.

No se que hora es pero me despiertan los gritos de una voz femenina.

Ah, ya la reconocí, Rebeca. Esta entra echa furia a mi habitación.

–¡No puede ser! ¡Levántate que llegarán tarde! -me quita las sábanas y sale dando un portazo a la puerta.

Gruño molesto y me levanto cono soñoliento, no pude dormir bien anoche.

Nunca puedes dormir bien.

Cállate.

Abro mi armario y agarro lo primero que encuentro, que son unos jeans y una sudadera negra. Busco mi mochila y guardo las cosas que necesito para hoy, salgo que mi habitación y abro la puerta de la de Alexander. Él ya está vestido casi igual que yo solo que su sudadera es de color rojo.

–¿Qué tal mellizo? ¿Emocionado? -pregunta y se dirige hacia mi.

–Asustado, esa es la palabra -bajamos las escaleras y nos encontramos a Rebeca quien está impaciente.

–Al fin, que vergüenza con los vecinos.

–¿Los vecinos? -preguntó Alexander.

–Si, ellos son los que nos van a llevar de ahora en adelante.

–Está bien.

Salimos de la casa y nos montamos corriendo en lo que reconozco como el auto de Miguel.

Las manos me están sudando y creo que me voy a desmayar, dejamos a los chicos hace unos minutos y estoy demasiado nervioso mientras seguimos al director a nuestra próxima clase. Estoy tan absorto en mi nerviosismo y en mis posibles escenarios en donde yo pase vergüenza que no me doy cuenta que él director se detuvo y me chocó con su espalda.

–Lo s-siento d-director -tartamudeó.

–No te preocupes -sonríe- aquí los dejo chicos, cualquier inconveniente pueden buscarme en dirección la cual queda en el tercer piso.

–Gracias señor -respondemos al unísono Alexander y yo.

–De nada -se de la vuelta y se aleja.

–¿Listo? -pregunta Alexander tocando la puerta.

–No.

Nos la habré una mujer bastante joven y atractiva que supongo que es la profesora.

–Hola chicos adelante -entramos al aula y está cierra la puerta- ¿ustedes deben ser los mellizos Coleman cierto?

–Si -respondo cabizbajo.

–Bueno, chicos estos son los mellizos Coleman -nos presenta a nuestros compañeros- espero que los hagan sentir bienvenidos, él es... -señala a mi mellizo.

–Alexander.

–Y él... -me señala.

–Anthony -me sonrojo.

–Alexander y Anthony, pueden sentarse en los dos asientos vacíos de la tercera fila.

Nos dirigimos hasta estos y tomamos asiento, nadie deja de mirarnos, y es bastante incómodo. Veo como las chicas de la primera fila susurrando algo y luego voltean hacia nuestra mesa en donde mi hermano -el coqueto- les giña él ojo y estes se ríen por lo bajo.

Viva pero muertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora