XXI

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19 de febrero; Tauro

— ¡Géminis! No es momento para que te duermas una siesta, dijiste que me ibas a ayudar - le digo moviéndola para despertarla.

La miro y no despierta, es como si estuviera muerta.

— ¿Te quieres ir a dormir? - me dice con voz ronca.

— ¡Géminis son las 3 de la tarde!

— ¿Que tienes hambre?

Me llevé una mano en la frente, frustrado.

Parece que no nos estamos entendiendo

— Es el cumpleaños de Piscis, dijiste que me ayudarías - le digo tratando de llamar su atención.

— ¿Con que quieres ayuda? - dice sentándose en la cama tan rápido como la luz

Se me escapó una risa al ver cómo se levantó de forma automática. Pero recuperé mi compostura y me puse serio.

— No lo sé, mi atuendo, el regalo...

Me detuve al ver cómo se frotaba las manos y sonreía con malicia.

Puse los ojos en blanco y seguí.

—... Que podría decirle, tu me entiendes, todo debe ser perfecto.

— ¿Un cumpleaños? Tauro, vamos a terminar en el suelo con más alcohol que sangre en el cuerpo, tu perfección va a desaparecer en el aire - Extendió su mano a la mesa de noche que tenía al lado y tomó lo primero que encontró. Unas pastillas. Me las puso enfrente de la cara y sopló, la caja de pastillas desapareció en el aire cuando sopló — Así.

Wow

— Me da igual si desaparece en el aire, quiero que la pase bien hoy.

— Y yo quería ser una niña normal.

— Vamos, Géminis.

— ¿Ya hiciste lo escencial? — me dice remarcando la última palabra, como si fuera algo muy obvio.

— ¿Podrías definirme "lo escencial"?

— ¡Decirle feliz cumpleaños, bruto!

— No...

Tomó aire y me quedó mirando con las mejillas llenas de aire, amenazando con desintegrarme.

Parece una ardilla

— Si no vas ahora mismo, yo misma le diré que te gusta. Vé de una maldita vez

— No haré lo que tú me pidas, tus amenazas no significan nada — le digo con una sonrisa falsa

— Bien — me sonrió de la misma forma y metió la mano debajo de la almohada, buscando algo. Sacó su celular y marcó un número. El número de Piscis.

— Oh, no, no lo harás — le digo y me acerco para arrebatarle el celular, pero dió un chasquido y me elevé al lado de su candelabro.

Iba a decir algo, pero no pude decir nada, movía los labios, pero nada salía de mi boca.

Víbora

Me quedé observándola, viendo cada uno de sus movimientos

A veces es tan irritante y otras tan buena. Pues ahora está en su modo irritante

Ví que tomó su celular y empezó a marcar un número. Llevó su mano con el celular a su oreja mientras me miraba con malicia.

Hija de puta.

Experimento 12-ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora