Final II

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Tauro:

No podía cerrar la boca después de escuchar lo que Acuario fue comunicando a los autos que iban más al fondo.

—La mansión... —no podía completar las frases porque mi cerebro no lograba procesarlas.

—La explotaron, de eso no hay duda. No hay más mansión, solo quedaron escombros de ella, y bueno, los recuerdos.

Me pasé la mano por el cabello, impactado por la noticia, la cual que quería aceptar.

Ya no hay más mansión.

La casa en la cual crecí y me crié con todos los chicos. Dónde aprendí a manejar mis poderes. Dónde aprendí a hacer una lista de cosas interminables. Dónde viví mis historias de amor, peleas.

Las cosas que había vivido ahí adentro ahora solo estarán en mi cabeza.

La piscina: donde todos jugábamos hace unos años atrás.

La cocina: donde habían luchas por la última pata de pollo.

El comedor: donde nos sentábamos a llenar nuestros estómagos.

El patio; en el lugar de los columpios y en el que saqué mi lado más valiente con Piscis.

El living dónde nos poníamos a ver malas películas.

Todo, absolutamente todo eso, se redujo a un montón de escombros.

Empecé a tronarme los dedos. La ira se estaba apoderando de mí, pero no podía descontrolarme ahora. Tengo que ser fuerte.

—Los científicos definitivamente son idiotas —dije para descargarme.

—No han sido ellos.

Puse una cara de confusión que parecía sacada de caricaturas.

—Ha sido el ejército, los científicos lo único que han hecho fue llamar a los peores refuerzos. —completó.

—¿El ejército? —no me gasté en no sonar aturdido.

—Los científicos conocen el potencial destructivo que portamos. Saben a la perfección que ellos solos no pueden con nosotros, y es algo obvio. Nuestros creadores no son más fuertes que nosotros, a pesar de que eran los únicos que nos mantenían abajo de ellos.

—¿Cuántos nos siguen?

—No lo sé, Tauro. Pero vienen hasta helicópteros, no deben ser pocos. Estimo unos 150, pero la verdad no sé cuántas gente habrá allá afuera. Capricornio puede ver esas cifras, pero no siquiera son exactas.

Acuario puso su mano en un comunicador y lo encendió.

—Capri, ¿Cómo va todo allá arriba? ¿Están todos bien?

¡El puto burro de Piscis no para de hacer ruidos irritantes! ¡Me dan ganas de tirarlo por el aire!

—Eh, ten cuidado con ese burro —advertí.

—¿Puedes ver los vehículos que tenemos atrás? —Acuario ignoró por completo al burro y se concentró.

No tenemos a nadie atrás siguiéndonos. Pero si que se pueden ver muchas cosas en el radar, están investigando en el territorio de la mansión.

—¿Puedes ver cuántos son?

—Megan, ¿Podrías mirar?

La llamada quedó en silencio por un rato mientras se escuchaba una voz susurrando del otro lado del comunicador.

36 patrullas policiales, 53 patrullas militares, 19 helicópteros y unas 40 camionetas... Eso es todo lo que puede detectar el radar, al alejarnos dejamos de ver algunos, pero es más que seguro que hay más, y sino, están en camino.

Experimento 12-ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora