XLVII

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2 de octubre. Géminis:

Acabamos de salir del laboratorio apenas hace unos minutos, ya estamos en mitad de camino hacia la mansión.

Siento como si me hubieran dado 30 tazas de café, necesito hacer algo divertido.

A mi lado están Libra y Acuario. Libra con la cabeza acostada en el hombro de Acuario, y Acuario con la cabeza encima de la de Libra.

—Kerstin —la llamé.

—¿Qué quieres?

—¿Ya llegamos?

—Ya vas preguntando eso 6 veces, te conoces el camino de memoria. No, no llegamos, faltan 10 minutos.

—Nuuu, eso es muchísimo, deberí...

—Ya cállate, de solo escucharte quiero suicidarme yo también.

—¡Qué mala!

Me reincorporé al asiento trasero y esperé hasta llegar a la mansión mirando por la ventana del auto.

Al llegar, no había ni un alma en la mansión, estaba totalmente desolado. Probablemente estén todos dispersados por ahí.

Llegué y fuí directamente a mi cuarto, probablemente me cambie y vaya a la piscina con techo, necesito gastar energía.

Gastar energía y evitar a Virgo de cualquier manera posible.

Es a la única a la que se le ocurrió llamar a los científicos.

No podía cerrar la boca en lo absoluto; tenía que decirles.

Por su culpa estuvimos 11 días en el laboratorio, Acuario, Libra y yo. Por su puta culpa. Y estoy empezando a considerar la idea de darle un puñetazo en la nariz, pero no lo haré, quiero darme un chapuzón.

Acuario y Libra se fueron directamente a sus cuartos, yo empecé a dar vueltas por la cocina, porque también tengo hambre.

Abrí la nevera, buscando algo que valga la pena, y encontré alitas de pollo ya cocinadas, aunque frías.

Cerré la nevera y salí con las alitas cuando me choqué con alguien. Levanté la vista y ví a Leo con una mano en la frente.

—Me diste un cabezazo —dice frotando la mano en su frente.

—Lo siento —digo y vuelvo a ver mi comida —¿Quieres?

Negó con la cabeza y suspiró.

—No.

Pasó a mi lado y buscó algo en las alacenas. Tomó unos snacks y empezó a comer en medio de la cocina.

—¿Estás bien? —me atreví a preguntar al ver sus ojos y nariz rojos.

—Cansado... ¿Qué tal les fué a us...

—No preguntes —lo interrumpí antes de que termine de preguntar. —Ahora, en este momento, no tengo ganas de contestar eso.

—Está bien —dijo y respiró profundo —Bueno, yo me voy a mi cuarto.

—¿Quieres venir conmigo a la piscina con techo? —lo invité —Es más divertido si hay alguien más.

—¿Ahora?

Asentí —Sí, ahora.

Dudó varios segundos en los que se quedó en silencio.

—Lo pensaré, tal vez me dé una vuelta, pero más tarde.

—¡Maravilloso! —dije y me llevé una alita a la boca.

Experimento 12-ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora