Experimento 12-Z

XLVIII

9 de octubre. Cáncer;

—Ya te dije que no, Aries —dije con la cabeza apoyada en la puerta y cerrando los ojos.

—¡Déjame entrar! —insistió y dió un golpe del otro lado de la puerta.

—¡Que no! ¡No insistas! —fruncí el ceño y sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas.

Me siento tan sensible últimamente...

—¡Abre esta puerta o lo haré yo de una patada!

Separé la cabeza de la puerta y dí unos pasos hacia atrás. Era obvio que no lo abriría, y también era obvio que él lo haría de una patada.

La puerta se abrió, rompiendo la cerradura.

Aries entró y cerró la puerta, que no podíamos volver a ponerle llave.

—Cáncer, escúchame —se acercó a mí, pero lo alejé de un empujón.

—¡Basta! —grité, histérica —¡No quiero escucharte!

Gruñó por lo bajo —Mal por tí, lo harás igual.

—Sal de mi cuarto —le ordené, aunque mi voz temblara.

—Un error lo comete cualquiera. Y sabes que Piscis es eso, un niño.

—Eso no es un error, Aries, no vengas con eso —dije con ira y sentí una lágrima recorrer mi mejilla —Eso es horrible. Y Piscis no es un niño, si lo fuera, sería mí niño.

—Lo defienden porque él no sabe hacerlo solo. Todo lo que digo es verdad, y tal vez me haya sobrepasado con la cachetada, pero al menos ahora sabe la verdad...

Corrí mi vista y dejé de mirarlo a la cara, sabiendo lo que venía.

—Eso no debe afectar nuestra relación.

No lo escuches.

No lo escuches.

No lo escuches.

—Cáncer, terminamos por culpa de Piscis, no tiene puto sentido.

Tiene todo el sentido del mundo, Aries.

No le respondas, no pierdas el tiempo.

...Pero... Es algo verdad.

¡No! No debemos volver, esto está mal...

—Sé que tomaste esa decisión de forma impulsiva, piensa un poco más.

Fue una buena decisión, no debo arrepentirme de ella.

Fue una buena decisión, no debo arrepentirme de ella.

Fue una buena decisión, no debo arrepentirme de ella.

—Vete, por favor —terminé de darme vuelta para darle la espalda.

Sentí algo cálido en mi brazo que me jalaba hacia el otro lado.

—Déjame...

Lo empujé —Basta, de verdad, vete. No quiero verte, Aries.

Frunció el ceño —Piscis es el idiota, ¿Y quién sale perjudicado soy yo? Debes estar bromeando, dame otra oportunidad.

Tal vez sea distinto.

Todos merecemos otra oportunidad.

¡No! Esto está mal.

Pero suena tentador.

Quiero hacerlo, pero no debería.

Sería la peor hermana.