XXXI

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Tauro:

Diré mi gran frase: me duele la cabeza

Si no es por estar frente a una pantalla casi todo el día, es por terminar en el piso después de una fiesta.

Anoche la pasé bien, por supuesto que lo había hecho. Estaba viendo vídeos cuando Piscis entró a las 12 en punto para lanzarme serpentinas y darle una corona de rey de oro y esmeraldas.

Admito que no me lo esperaba para nada. Pero no iba a rechazarlo, en lo absoluto.

Ahora estamos todos en la habitación de Leo.

Ni siquiera recuerdo cómo terminamos los 6 aquí

Apenas recuerdo como el último en llegar fue Aries y empezamos a jugar a Verdad o Shot

A partir de eso, no recuerdo una mierda. Que bien, solo pido no haber dicho estupideces.

«Oh, tranquilo. Te estuve cuidando todo el rato»

Me terminé de levantar y busqué a Acuario con la mirada. Estaba únicamente en bóxer, quiero esa tranquilidad

Le levanté mi pulgar - ¿Y tú por qué no tienes tu ropa?

- Hacia mucho calor. Además, tú no tienes tu camisa, por si no lo habías notado - dice y me apunta con la cabeza.

Gracias a eso, empecé a sentir frío y busqué mi ropa. Me puse la camisa y terminé por levantarme.

Caminé por el cuarto tratando de evitar los cuerpos alcoholizados y me tropecé con un cojín.

Si no fuera por Aries tiene el sueño pesado de vez en cuando, ahora mismo estaría con la nariz rota. O tal vez no.

Pasé al lado de Piscis, también en el suelo. En el mismo estado que Acuario, en otras palabras; en bóxer.

Corrí la cabeza y miré a Acuario, que trataba de no soltar una carcajada.

Suspiré y puse los ojos en blanco. Le saqué a Leo una de sus cobijas y lo cubrí con ella.

Entré y salí del baño. Me sacudía las manos cuando me senté en uno de los sillones, es más divertido esperar a que se despierten con resaca, viendo sus expresiones que ir a mi cuarto.

Estaba viendo alrededor a los demás, Acuario estaba con su celular y yo buscando el cuerpo de Leo en alguna parte de su cuarto.

— Me gustaría saber dónde se encuentra el loco — digo en voz baja.

— Se levantó hace un rato, dijo que ya venía.

Y tal como dijo, en menos de 5 segundos apareció un Leo por la puerta con una bandeja, tazas y comida.

Juju

Caminó como podía hasta una mesita que había por la habitación y dejó todo allí, con cuidado de no tirarlo.

Lo miré, divertido.

— No me mires así — dice y toma una de las tazas de lo que parece ser café para levantarla — No he dormido una mierda. Pero con un cafecito estoy como nuevo.

Le dió un largo trago a su taza.

— Sabes, a veces me da curiosidad como es que aún no has muerto — digo, negando con la cabeza y sonriendo.

— El mal nunca muere — dice y deja su taza de nuevo en la bandeja.

O eso intentó

La raza se cayó y se rompió. Afortunadamente estaba vacía.

Experimento 12-ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora