XXIV

721 74 2
                                    

Tauro;

Hasta ahora, la mansión casi se prende fuego y me obligaron a arreglar todas las putas ventanas de esta casa. Que día tan entretenido, y apenas son las 12.

Ya terminamos de arreglar todo, ¿Ahora que hacemos? Hay tanto y tan poco para hablar, ya que nadie quiere empezar una conversación porque queremos evadir todo el drama de la mañana.

La única que parece estar tranquila es Sagitario, solo por el simple hecho de haberse perdido todo el show. Apenas se despierta y nadie le ha dicho nada. Quisiera ser ella.

Estamos sentados todos en la mesa, almorzando. Quisiera que alguien diga cualquier idiotez para dejar este maldito silencio. Es de esos momentos que la situación no es la mejor para hablar de estupideces, pero tampoco puedes hablar de ese tema.

Minutos de silencio entero. Me voy a volver loco.

Esto es incómodo, muy, muy incómodo. El tiempo pasaba y nadie decía nada.

Cuando empezamos a levantarnos, la puerta se abrió y entró Kerstin con su bendita carpeta.
Todos volvimos a nuestros lugares y esperamos a que empiece a hablar.

— Seré breve — empezó «la persona menos breve» — En unas pocas horas, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, o Ted para nosotros. Piensa anunciar mundialmente de la enfermedad COVID-19.

Wow. Que interesante, no pensé que me dirían algo tan importante y relevante para mí.

— ¿Y? — Leo alzó la ceja.

— Y tenemos qué irnos — nos miró a todos sentados en la mesa — Ahora.

Dicho esto, se dió media vuelta para sentarse en el sillón. Esperándonos.

...

Estamos todos en la camioneta, hay un gran silencio. Que ya no sé si es tranquilo o insoportable.

Le tocó el brazo a Géminis con mi codo y se gira para mirarme.

— ¿Qué pasa? — me dice

— ¿Qué crees que vamos a hacer? A este punto creo que pueden manejarse solos.

— Yo siempre pienso eso. Por mí que todos se vayan al demonio, me tienen harta — soltó bruscamente un suspiro.

— ¿Estás bien? — levanté la ceja.

— Quiero ir a casa, pero ya — dice y mira a la ventana

— No eres la única. Créeme.

Lo único que escuché fue un suspiro.

Pasaron algunos minutos hasta llegar a las oficinas de la OMS.

Varios guardias nos rodearon y entramos cuidadosamente; evitando ser vistos por alguien corriente.

Entramos y nos dirigimos directamente a la sala de siempre. Todos nos sentamos en nuestros respectivos lugares, al instante, el doctor Tedros se paró.

— Es un verdadero placer poder hablar con, probablemente, las 12 personas más importantes de este planeta — dijo de pie, mostrando sus respetos a nosotros.

No voy a negar que me encanta ser halagado

— Gracias, pero, ¿No te gustaría ir directamente al grano? — Virgo lo interrumpió antes de que siga su discurso de presentación.

— Ah, claro señorita... — la quedó mirando buscando una forma de identificarla. Virgo se movió a un costado dejando ver su respaldo, que tenía el símbolo de su signo — ...Escorpio.

Experimento 12-ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora