XLV

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5 de septiembre. Sagitario:

—Libra, por favor, sal de la habitación. Has estado encerrada hace 3 días, no has comido nada... —dije recargándome en la puerta.

—Quiero estar sola, Sagitario. Vete. —susurró del otro lado.

—Debes comer —insistí

—Déjala sola —se unió otra voz. Ví a mi lado, estaba Acuario con los brazos cruzados.

—No sale de ahí hace 3 días, tiene que comer algo.

—Tarde o temprano lo hará, es una necesidad básica. Quiere estar sola, déjala sola.

Me separé de la puerta y me puse frente a él.

—3 días sin comer —repetí.

—Sí.

Fruncí el ceño. Empezó a caminar hacia otro lado, ignorándome.

Fuí detrás de él, entró a su habitación y yo también.

—¿Puedo cerrar con llave? —preguntó

Asentí, confundida.

—Libra es más inteligente de lo que todos ustedes creen —dijo mientras ponía la llave, dándome la espalda, y me miró —Ustedes la subestiman de más.

—Yo no la subestimo.

—¿Crees que ella no sabe lo mal que hace con todas sus acciones? Se querrá salvar cuando lo vea necesario. Y no puedes mantener el orden y la armonía en la mansión, las cosas están delicadas últimamente, la idea de que una sola persona es capaz de tener todo bajo control es ridícula.

—Todo fue culpa de Leo —gruñí.

—De todos, aquí no hay persona que se salve de ser mala, pero sí, Leo fue quién hizo el primer boom

—¿Primero?

—Fue el evento desencadenante de todos los desastres que vendrán.

Me pasé la mano por el cabello.

—Mierda.

—Sí, es un asco, pero nosotros no podemos hacer nada. Si intervenimos solo será para peor.

—Libra necesita ayuda —dije mirándolo.

—No todos entramos en el mismo bote, trata de no hundirte por querer ayudar y sacar a flote a quienes tienen la capacidad de hacerlo solos.

—Libra no puede hacerlo, todo la ha hecho mierda. Está muy mal, Acuario —hice una pausa —Y lo del otro día terminó por destruirla, me da miedo lo que puede pasar de aquí en adelante.

—Ella no está poniendo toda su voluntad, solo un 90%. Créeme, es demasiado capaz, le hace falta un empujón. No puedes estar detrás de ella, tiene que darse cuenta de lo capaz que es por ella misma. Debes mirar más por tí, siempre estás para todos, Sagitario.

—¿Y eso que tiene de malo? —pregunté —Además, también miró por mí, no creas que no.

—¿Cómo estás?

La pregunta me tomó por sorpresa.

—No lo sé, ¿Qué es esa pregunta?

—¿Duermes bien o te cuesta descansar?

Lo medité un poco. En realidad, mis pensamientos apenas me dejan dormir.

—Me cuesta un poco...

Bastante.

—¿Por qué?

—Estos días he está recalculando un poco todo, es demasiada información para procesar.

Experimento 12-ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora