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4 de noviembre. Escorpio:

Estaba con las manos en el volante, mientras esperábamos a Acuario y Virgo.

Miraba a Capricornio por el espejo retrovisor, estaba nerviosa esperando a los chicos. Era el único capaz de notar eso en ella.

Era típico que se rasque la ceja cuando está esperando algo.

—Ya llegarán —la tranquilicé, pero no me respondió.

No pasó mucho tiempo hasta que Acuario y Virgo aparecieron. Se sentaron en la parte de atrás.

—¿Puedo saber porqué tardaban?

Virgo levantó su celular y mostró la hora: 22:30.

—Llegamos en punto.

Gruñí, esa era la hora en la que acordamos salir, no llegar, pero no tenía con qué defenderme.

Arranqué el auto y salimos de la mansión.

Había un incómodo silencio, que trataba de rebajar con música, aunque no servía demasiado.

Si, salimos cuando fuimos a Australia, pero esto se siente de otra manera; no tan forzado. Según Acuario, Virgo aceptó salir sin problema.

Y eso que antes se ahogaba en sus propias excusas para no salir.

Todo el viaje fue en silencio, solo escuchábamos la música que puse durante todo el trayecto.

¿Por qué tenía que ser tan incómodo? No lo sé.

Estacioné el coche en el mismo lugar que la última vez, así después poder pasar a este bar clandestino, que era bastante bueno realmente.

Ví a Virgo arrugar la nariz, viendo a nuestro alrededor.

—Esto es peligroso —dedució.

—No lo es —afirmé. —Aquí no vienen muchas personas, es imposible que vean el auto aquí, además, se camufla con la oscuridad perfectamente.

—Es inseguro este lugar para un auto así, si fuera un auto cualquiera no habría problema, pero hay una clara diferencia entre lo tuyo y lo cualquiera.

—Ya cállate —la silencié

Empecé a caminar por el camino que nos llevaría a la entrada, con los demás atrás. Entramos y nos sentamos en una mesa del fondo que tenía 4 sillas.

Virgo miraba todo con atención y detenimiento.

—Está bastante bien para ser clandestino.

—Tengo buenos gustos —presumí.

—Bueno... —buscó algo en su bolso. Sacó un cuaderno. —Hice un apunte de los temas que vamos a tratar esta noche, para que no se nos pa...

Capricornio le quitó el cuaderno de las manos y lo puso a su lado, alejándolo de ella.

—Deja las listillas a un lado y empecemos por lo que nos va a alimentar esta noche —dijo y abrió el menú. —Que da para largo.

La imité y tomé la carta. Necesito alcohol con urgencia...

—Ah ah —Acuario, que estaba sentado a mi lado, me dió unos golpecitos en la cabeza con su índice —Te necesitamos lúcido, el alcohol para lo último. Y tú eres el único que no beberá, debes conducir de vuelta.

—Que insoportable eres —murmuré y busqué en las bebidas sin alcohol. Agua.

Todos terminamos de ordenar. Dejamos las cartas en la mesa por si luego queríamos ordenar algo más.

Experimento 12-ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora