II

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La dulce brisa del sol en la primavera acarició el bello rostro del Omega, su cuerpo se removio en los brazos de aquel Alfa, sintiendo una caricia en su mejilla que le causó escalofríos. Sus ojos esmeralda vacilaron unos momentos hasta mirar a la persona que lo cargaba y poseía ese esquisito aroma a menta.

El rubor se apoderó de sus mejillas, sus ojos brillaron, y su lobo se removio de emoción al verlo. Tenía la piel pálida, labios en forma de corazón y esos ojos oscuros que a pesar de aterrarle le encantaban, las hebras oscuras caían por su frente y tenía una expresión imposible de decifrar.

-Lo lograste....-ollo murmurar-

Asustado volteo a su alrededor, sintiendo al Alfa bajarlo, sus fríos y descalzos pies tocaron el césped húmedo, sonrojado y con miedo al ver a betas y Alfas mirarlo fijamente, algunos trataban de tocarlo y pareciera que estaban atónitos. El mismo sabía lo raro que era para alguien ver un Omega, pero también algo que la gente no veía era que en realidad, los Omegas tenían miedo del Reino, las barbaridades que llegaban a sus oídos se hacían murmullos en el palacio y, los de su rango, temían a la gente.

En especial el.

Jaeyoon nunca lo dejo solo, siempre estuvo acompañado por el alfa que lo marcaba con su aroma, si no tenía guardias betas cuidándolo que no se alejaban ni tres pasos de el. Nunca había hablado con alguien que no fuera Wonyuong, nadie le había tocado y mucho menos le dirigían una palabra si es que valoraban su vida.

Ser el Omega del Rey podría ser un sueño para los pocos Omegas de Seul, pero, HeeSeung sabía muy bien que no lo era, el siempre se sintió como un pedazo de carne y el elogio que tenía le hacía sentirse cohibido, tanto que empezó a odiar su propia belleza. Jaeyun era un Rey muy orgulloso, incluso cuando eran jóvenes y el entonces príncipe empezaba a darle órdenes mucho más allá para un Omega de quince años, HeeSeung iso hasta lo imposible por qué el Rey lo matara, pero nunca lo logro, el era el Omega que había decidido su hijo, era el Omega que todos siempre admiraban y en si, por palabras de los reyes que lo veían, había adoptado el título del Omega más bello de los Reynos de Asia, incluso Inglaterra estuvo de acuerdo con ello. Por lo que para el la vida fue aún más difícil, tenía que ser perfecto, no solo para Jake, también por qué era casi una joya en un museo donde solo iban personas ambiciosas y corruptas, sedientas de tenerlo.

Había perdido su propia virginidad a los trece años, fue un golpe duro para el, el ser violado por un príncipe no fue un logro como todos lo creyeron, el no había tenido la culpa de que el principe de Daegyu le coqueteara, mucho menos que Jaeyun se sintiera tan malditamente atacado.En ese palacio, siendo el Omega deseado, el más bello, según las personas, había vivido un infierno que creyó nunca poder terminar.

Su Omega ya se estaba resignando a qué siempre sería un muñeco al mando del Rey, pero la noche anterior, cuando sintió aquellos brazos, la flor de la esperanza nació en el y floreció en un instante. Solo que esa manada le daba miedo, no se veían como personas sedientas tal cual los de la realeza. Se veían humildes, como unos guerreros justicieros.

Pero lograban aterrarle mucho.

-Sunoo! Sunoo volvio?-

Una voz muy dulce llegó a sus oídos, mirando hacia el pequeño camino que la manada hacia, abriendo camino a un pequeño rubio de delicioso aroma vainilla, tenía los ojos esmeralda y piel lechosa, un rostro inofensivo y figura delicada pero admirable, una linda boquita y un lunar en su barbilla que solo le daba un toque más tierno a sus ojitos dudosos. Cuando sus miradas se encontraron, HeeSeung sintió algo congelarse dentro de el, su boca abriendose levemente ante la sorpresa.

Un Omega.

¿Cómo había un Omega ahí?.

-Niki!-exclamo el Alfa, hacercandose a paso rápido hacia el Omega- Niki, que haces fuera de la cama, es muy temprano y hace frío, la niebla no se esfuma aún, Omega, vuelve a tu habitación.

BEHIND YOU (Sunghee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora