En los años antiguos, los Omegas eran considerados como un rango en "Peligro de extinción".Por lo que para un alfa conseguir uno era cuestión de buena suerte al ser esclavos del Rey.
Para Sunghoon, un fugitivo del Reyno, le fue fácil robar un Omega...
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HeeSeung se mantenía lejano a la conversación, si es que así se le podría llamar al silencio profundo de Jungwon ante las órdenes incoherentes de SungHoon, sinceramente ni entendía como tal lo que pasaba y se sentía un tanto presionado por ayudar al Omega, era un niño, un niño al cual le querían quitar a su hijo y ello no lo permitiría.
El era madre, no desearía que le dijeran eso, mucho menos por parte de alguien tan cerrado como SungHoon, era totalmente patético. Por lo menos para el que Jungwon recibiera esas órdenes sin ser parte de la manada no era justo, en cambio el al tener la marca de SungHoon estaba atenido a obedecer cualquier orden que le dieran aún así eso le lastimara a si mismo. Tenía un gran coraje dentro, y lo peor era que no podía sacarlo por qué dejando de lado que SungHoon era su Alfa el no sabía cómo hacerlo, no sabía cómo demostrar como tal sus emociones negativas.
Fue por ello que cuando SungHoon le ordenó salir de la tienda bajo la mirada e se levantó dispuesto a obedecer, no obstante, alguien jalo de sus ropas y le detuvo.
Al voltear se encontró con los ojos celestes del chico que se encontraba asustado, su mirada súplicando por qué se quedara y no le dejara solo junto a SungHoon, ese Alfa tan prepotente con aparente odió hacia su Omega, eso lo veía con claridad Jungwon. Park SungHoon parecía estar enamorado de su Omega, sin embargo, su odio era mucho más, crecía con intensidad y parecía morir de rabia cada que tenía al pelirosa cerca, lo que le llevo a tener lástima por tan dulce Omega.
-P-por favor...n-no te vayas...-pidio, sus ojitos suplicantes, al borde de las lágrimas-
El Omega tembló.
-Pequeño...yo...yo no puedo...d-debo salir ahora.
Jungwon le tomo con la mayor fuerza que podía: T-te lo suplico... Omega...
HeeSeung le miro sorprendido, su lobo reaccionando enseguida le llamaron por tal apodo, Omega, ese chico lo reconoció como Omega de la manada. SungHoon se levantó inmediatamente, con el ceño fruncido y la cara roja, HeeSeung no supo si era por la irá o la vergüenza, pero su corazón logro ignorar ello y sonreír por primera vez, la felicidad abrazando su alma que paso noches y días en pena desde que llegó. Por primera vez, alguien le consideraba por lo que era en realidad en esa manada, aquello que deseaba aprender, mejorar y ganar un digno respeto, no por su título, si no por su labor, el "Omega de la manada".
Ese momento, ese segundo, fue en el cual Lee HeeSeung supo que debía luchar por la realidad que tanto deseo, el empezaba a dejar de ser el Omega al trono para concentrarse en la verdad que le llenaba, su verdadero ser, el Omega de una manada, no cualquiera, el era el Omega de Park SungHoon, líder Alfa de la tan famosa manada Dark Moon.
Hace muy poco tiempo, HeeSeung no podía ni imaginarse el color del prado o lo brillante que sería el sol, tampoco con amigos o tanta gente a su alrededor que no fueran Omegas y Alfas, lo que le aterrorizaba en muchas ocasiones. Y, en su futuro solo lograba verse con la corona, en el trono a un lado del Rey, una marca en su cuello condenandolo a cumplir con su deber otorgado sin ninguna objeción, ser el Omega en el trono fue por muchos años su único propósito en el reino de Seoul, sin embargo, lo que le enfadaba en ocasiones era el hecho de que tal título no fue dado por su inteligencia, astucia o siquiera por su interés en la política de ese país intentando aportar e aprender cosas más allá de lo permitido para los Omegas, no, ese título solo era la cobija que abrigaba su belleza que perseguían, aveces, tan solo aveces se pregunta que si hubiera sido otra persona, si no hubiera nacido con ese rostro no estaría condenado a tantas cosas terribles.