En los años antiguos, los Omegas eran considerados como un rango en "Peligro de extinción".Por lo que para un alfa conseguir uno era cuestión de buena suerte al ser esclavos del Rey.
Para Sunghoon, un fugitivo del Reyno, le fue fácil robar un Omega...
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Los días siguientes fueron una gran sorpresa para HeeSeung, las dudas e incomodidad se planteaban en el cada que miraba a Beomgyu, pero sobre todo estás aumentaban los momentos en los cuales SungHoon estaba cerca de el.
No era que lo odiara, o que menospreciara su presencia, pero le hacía sentir incómodo y no lo negaría, pero en ocasiones le hacía sentir feliz, bien, como si estuviera en las nubes y pudiera tocarlas, un príncipe en un cuento de hadas en el cual SungHoon era el villano del que se enamoraba. Poco a poco veía ello como algo bueno, un milagro, incluso una bendición cada que se podía permitir observar a SungHoon a los lejos, o, un poco más cerca, admirar sus lindos ojos que tanto empezaba a amar, dejar un beso en su mejilla y reír cuando acariciaba su vientre.
Muchas cosas dieron un giro de mínimos grados, sin embargo incluía en el grandes cambios que asustaban, pero también alegraban el corazón e iluminaba su alma.
-HeeSeung!
Al escuchar esa voz se levantó de inmediato de la rama en la cual se encontraba descansando. Su pie dolió un poco sin embargo le permitió dar unos pequeños y cortos pasos hacia el hombre que se acercaba, su corazón latiendo de una forma acelerada.
Cuando el Alfa llegó a el de permitió saltar, abrazando el cuello del más alto e uniendo sus labios, disfrutando del increíble sabor de hierba buena en su boca.
-Beom... -Susurro, había tenido que esperar dos días completos para poder tocar siquiera la mano del Alfa, tratando de actuar lo mayor posible para que SungHoon no se diera cuenta de su nueva relación con el cocinero de la manada- te extrañé mucho.
El Omega sonrio, dejando un pequeño beso en la barbilla de Beomgyu que soltó una risita, abrazando con las fuerza su cintura, buscando el aroma tan exquisito que empezaba a soltar HeeSeung, ese aroma que desprendia el omega cada vez que estaban juntos.
Le beso la nuca, contento de tener a su Omega por fin con el.
-Puedo jurar que estaba muriendo por verte... -admitio el Alfa, acariciando su cintura en un ligero agarre- No puedo siquiera soportar verte al lado de SungHoon.
HeeSeung río.
-De acuerdo señor celoso, le recuerdo que este encuentro es para poder tener una lección de lectura, no de confianza.
El Alfa bufo con aires alegres, mirándolo de reojo y entregándole el libro que traía para poder enseñarle. Últimamente, HeeSeung se había notado muy interesado en aprender a leer y Beomgyu no tuvo corazón para negarle su ayuda, teniendo en cada encuentro pequeñas lecciones que en verdad le servían mucho a HeeSeung.
Se sentaron una vez el Omega dejo de discutir un poco por el libro que había llevado, la lección duro a cerca de diez minutos en tranquilidad, con paciencia, hasta que en un punto el pelirosa se notó desesperado por entender. Teniendo así, un pequeño dolor en su vientre por culpa del estrés.
