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El sol fue como una linda caricia para el rubio, quien hacia divertidas muecas cada que caía al suelo por un intento de entrenar con la espada

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El sol fue como una linda caricia para el rubio, quien hacia divertidas muecas cada que caía al suelo por un intento de entrenar con la espada.

Y no era de mentir, puesto que desde que la noticia de su segundo embarazo llegó de sorpresa a su larga relación, su Alfa, el líder de su manada estaba más sobreprotector de lo normal que el pequeño chico juraba que algún día sería descubierto escapando a algún lugar despejado con tal de entrenar un poco con las armas.
No obstante, siempre fallaba su plan ya que su embarazo le traía distraído y su lobo interior se limitaba con tal de proteger al cachorro formándose en su vientre.

No era que el Omega odiara a su cachorro, claro que no, pero los cambios no nuevos le causaban nervios, y la idea de ser madre nuevamente le abrumaba, preguntadose si esta vez si podría proteger a su cachorro después de la muerte de su primer descendiente, sabía bien que su pareja también estaba preocupada y la paranoia le consumía, lo sentía, el lazo formado era fuerte y el Omega entendía el hecho de que seguramente su pareja estaría conciente de que estaba pensando ahora. Además, sus habilidades que tanto le costó adaptar a su fino cuerpo se iban poco a poco y aquellos temidos síntomas del embarazo no le dejaban de preocupar, incluso, su cabello había cambiado muy pronto de color que no lograba entender cómo llevaba un mes preñado sin siquiera notarlo.

Muy aparte de todo, el Omega amaba como le quedaba el rubio, aunque honestamente esperaba un color tan extraño como el rojo de su primer embarazo.

Dejó todos los pensamientos de lado, dejando que sus ojitos azules se llenarán de lágrimas, llorando silenciosamente como niño pequeño mientras se sentaba en el césped, su espalda dolía, y sus habilidades se iban.

-JungWon!-

El nombrado dejo de llorar, mirando entre un lindo puchero a su pareja hacercarse, el Alfa tenía una expresión de pánico, incluso, el Omega pudo percibir el miedo y la preocupación por el lazo, olfateando las feromas tranquilizadoras que soltaba su mayor con tal de cesar su llanto. Cómo si de un niño se tratara extendió sus brazitos, mirando entre lágrimas al Alfa que le abrazó enseguida.

-Te dije que no entrenaras, Jungwon-recalco el Alfa con tono suave- No sabes que susto me dio no verte en la habitación, Omega.

-Y-yo solo quería ser útil! -sollozo el menor, escondiendo su rostro en el pecho del Alfa que no tuvo corazón para decirle algo a su esposo- y-y...y me caí!me duele todo!

El mayor sonrió, acariciando los claros cabellos del Omega, bien, Jungwon estaba muy tierno desde el primer segundo preñado. Y el Alfa amaba eso, claro que lo amaba, si su Omega era tan curioso e sumiso, tan cálido y dulce, ahora le causaba un paro cardíaco con cada palabra. Y no solo ello, si no que hasta su tono de voz era más sutil, más suave que sorprendía como de la nada gritaba como desgraciado histérico.

-No paso nada Wonie...solo es un dolor pasajero-soltó, bien, era mentiras por dentro quería llevar a Jungwon con la echizera e mantenerlo con cuidados durante semanas, pero sabía, debía ser un soporte para su Omega, no una razón más para llorar- Pronto pasará, pero debes tener cuidado, algún día será algo grave y-

BEHIND YOU (Sunghee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora