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29.
El pelinegro entró a su apartamento con una media sonrisa en el rostro. No puede dejar de tocar su mejilla y ese beso que Jisoo le ha dado como símbolo de despedida y quizás de promesa ¿Es normal sentirse tan idiota?
Suspira mientras da un paso dentro del living y deja las llaves sobre la mesa del pasillo principal.
– Pero con un demonio Taehyung. –
Cierto rubio sale de su cocina con una taza entre sus manos mientras le mira inquisitivamente tapando su nariz. -
–Apestas a la profesora de mi cachorra – el aroma es tan intenso. – No creí que Miss Kim fuese esa clase de omega territorial. – Jimin detecta perfectamente las feromonas a su máximo esplendor.
Pero el alfa ni siquiera lo nota.
–Hueles a lobo recién emparejado. – se hace espacio entre el departamento de su mejor amigo para tomar asiento en la sala de estar.
– ¿Qué haces aquí?. – es directo.
– Ignoraré lo grosero que estas siendo porque supuse que serías toda una masita después de regresar de esos tres días del retiro llamado Kim Jisoo. – se burla.
– Pero eres igual de huraño y malhumorado. – el alfa se sienta frente a su amigo, prefiere abstenerse de mencionar algo que Jimin pueda usar después en su contra.
– Y, ¿Cómo te fue?. – Taehyung desvía vista de la intensa mirada azul.
– Bien. – es lo único que dice y la carcajada de su amigo lo descoloca por unos segundos.
– Yo diría, más que bien porque esos chupetones no se le hacen a cualquiera. – instintivamente sus manos van al cuello.
– ¿Quien diría que llegaría ese día donde el importante Jeon Taehyung se dejaría dominar por una omega de menos de 1.67 metros? –
El rubio quiere disfrutar el momento de burla en cada palabra. Ver a Taehyung afectado, a pesar de querer disimular, es de esos sucesos únicos.
– Si has entrado a mi departamento para búrlate, es mejor que te vayas. –
El omega se rie aun más fuerte.
– Tranquilo lobo, solo estoy de paso. –
En parte es cierto. Taehyung es su mejor amigo y quería cerciorarse de todo estar bien con él. Ahora que lo confirma, es bueno mostrar la segunda razón de su visita.
– Tu madre quiere verte. – dice rápidamente. – Le he dicho que has salido de viaje durante tres días. – esa era la única forma de mantener a la señora Jeon lejos de preguntas.
